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Artículo de portada

Seguro donde quiera que esté

Del número de abril de 2004 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace más de dos años que Jean-Marc Mojon trabaja en Jerusalén como periodista para la AFP (Agencia Francesa de Prensa). Los siete días de la semana cubre los eventos que ocurren en Israel y en los Territorios Ocupados. La rapidez en llegar a los diferentes lugares "Donde Ocurren las Noticias", es parte vital de su trabajo. Sin embargo, en esa área, muchas carreteras están custodiadas por el ejército, el cual Ha establecido distintos puntos de control donde los soldados detienen a los autos y a la gente, verifica los documentos de identidad, y puede permitir o denegar acceso a cualquier persona. Hace poco el Heraldo En Francés le hizo una entrevista y Jean-Marc contó acerca de un incidente que tuvo lugar no hace mucho y que cambió su actitud y su perspectiva de las cosas. Este es su relato.

Ese día yo había llegado a un punto de control para entrar a la Franja de Gaza. Basados en lo que yo sentí como un tecnicismo, los soldados no me permitieron pasar. Me enojé mucho con ellos porque pensaba que iba a perder la oportunidad de cubrir la mayoría de los recientes eventos ocurridos en esa zona, y por lo tanto, me estaban impidiendo hacer mi trabajo. Luego, el pensamiento de que mis otros colegas estarían ya allí, obteniendo toda la información, mientras yo estaba varado en el punto de control, realmente me enfureció.

Empecé a hacer llamadas a diestra y siniestra para comunicarme con todos mis contactos y ver si ellos podían hacer algo. No logré nada. Entonces, durante la última llamada que hice, mi contacto me prometió que se pondría en comunicación con alguien que realmente tenía el poder de hacer que las cosas se movieran.

Esas palabras sonaron como toque de clarín en mi mente. Mientras estaba todavía en el teléfono, me di cuenta de lo que estaba sucediendo. Me sentía tan enojado y estaba tan apurado que buscaba soluciones por todas partes, al ton ni son. Pero de hecho, yo ya tenía ahí mismo a alguien que realmente tenía el poder de hacer que las cosas se solucionaran. Me estoy refiriendo a Dios. Entendí que Dios estaba presente en todas partes, no sólo conmigo, sino también del otro lado del punto de control. Él no concía los límites de tiempo y espacio. Su poder estaba en acción en todas partes.

Dios no sabe de límites de espacio y de tiempo.

Estos pensamientos de inmediato me reconfortaron. Fue como si ya tuviera un colega del otro lado haciendo el trabajo. Colgué el teléfono y me acerqué a los soldados para disculparme por mi impaciencia. Me senté y esperé tranquilamente. Aunque tuve que esperar otra media hora antes de que me permitieran el acceso a la Franja de Gaza, ya no me importaba. Me sentía totalmente en paz. Y finalmente hice un buen trabajo cubriendo esos eventos.

A partir de ese momento, he aprendido a enfrentar de manera similar toda situación en la que mi libertad de movimiento se ve restringida. Y te tengo que decir que el tener libertad de movimiento es una cuestión sumamente importante cuando se trata de los Territorios Ocupados.

La ira no te lleva a ninguna parte. En cambio, una visión espiritual de las cosas, te da la certeza de que Dios tiene el control, está a cargo de tu vida, mientras que las circunstancias no lo están. Esta visión espiritual tiene el poder de cambiar las situaciones que surgen sin razón.

Yo también he comprendido algo que es una verdadera revelación para mí: puesto que Dios está en todas partes, y yo Lo reflejo dondequiera que esté, la Iglesia de Dios está dondequiera que yo esté. Vivo en la armonía de la atmósfera de Su Iglesia. Esta comprensión de Iglesia como una idea espiritual me brinda un apoyo práctico y reconfortante también. Ya nunca me siento solo, ni siquiera cuando enfrento las peores situaciones. Y me ayuda a superar el temor a los ataques terroristas aquí en Jerusalén. Me siento protegido, como si estuviera viviendo en la casa de Dios a cada minuto. La casa de Dios es segura, y a mí me gusta pensar que todos vivimos allí, que todos podemos disfrutar de la atmósfera de amor y seguridad que ofrece, dondequiera que estemos.

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