Hace casi 20 años sufría de una afección renal, debido a la cual me habían operado varias veces para extraerme cálculos de los riñones. Según los médicos, la condición era hereditaria (mi abuela había sufrido de lo mismo) por lo que tendría que aprender a vivir con el problema. También me diagnosticaron sinusitis aguda y me encontraron manchas en los pulmones, que me advirtieron podían llegar a ser tuberculosis.
Una mañana me desperté con un severo dolor de garganta. Al llegar a la oficina de mi empleo temporario, no podía hablar, por lo que tuve que escribir para hacerme entender. Ingerí bebidas tibias, tales como sopa y té, para aliviar mi garganta, pero el dolor persistía.
De pronto recordé que había una Sala de Lectura de la Christian Science cerca de mi oficina. Como nunca antes había estado en ese lugar, decidí visitarlo y ver cómo era. Tampoco conocía el libro Ciencia y Salud, aunque había hojeado algunos ejemplares del Sentinel. Comencé a leer el capítulo titulado "La oración" y llegué a la página 14, donde leí: "Estad conscientes por un solo momento de que la Vida y la inteligencia son puramente espirituales — que no están en la materia ni proceden de ella — y el cuerpo no proferirá entonces ninguna queja". La declaración siguiente llamó mi atención: "Si estáis sufriendo a causa de una creencia en la enfermedad, os encontraréis bien repentinamente".
¿Es realmente tan sólo una creencia?
Ese concepto me pareció tan absurdo, que me senté en la silla, me reí en voz alta y pensé: "Esta escritora sí que tiene valor. ¿Cómo tiene el tupé de decir "sufriendo de una creencia"? Yo no estaba sufriendo "de una creencia". Tenía toda la evidencia de esos problemas físicos, me habían operado, había consultado a varios médicos, me habían prescrito recetas y estaba tomando medicinas. ¿Cómo podía Mary Baker Eddy hacer una declaración como ésa? Sin embargo, su aseveración me llamó la atención. Recuerdo que la leí una y otra vez tratando de entender su significado. Después de haberme reído, burlado y argumentado, comencé a pensar: "¿Es realmente tan sólo una creencia? ¿Cómo puede serlo?"
Minutos después, me di cuenta de que la hora del almuerzo había terminado, y tenía que regresar a trabajar. Al entrar a la oficina, me hicieron una pregunta. Cuando alguien nos habla, lo natural es que abramos la boca y respondamos, y no que tomemos un papel y un lápiz para escribir nuestra respuesta. Por eso respondí y entonces me di cuenta de que mi voz era absolutamente normal. Ya no me dolía la garganta, no tenía irritación ni dificultades para hablar.
En ese momento, no me sentí sorprendida, ni presté demasiada atención al asunto. Pocos días después la empresa me ofreció un empleo permanente. Durante los exámenes médicos a los que tuve que someterme, le conté al doctor todos los detalles de mi historia médica. Él me pidió que regresara dos días más tarde a buscar los resultados.
Cuando leí el informe del médico, encontré que constaba únicamente de dos palabras: "Físicamente apta". Estudié exhaustivamente el documento, en busca de algo más. Volví a ver al médico y le dije: "Debe haber algún error. Yo tenía varios problemas físicos..." Él me respondió: "No hay ningún error. Le hicimos un minucioso examen". Yo trabajaba para un banco británico, lo que tenía sus particularidades. El médico me dijo que tenían toda mi historia médica. Si bien él conocía los diagnósticos que me habían hecho anteriormente, no había podido encontrar vestigios de las dolencias que yo había mencionado.
En ese momento encontré la relación entre mi mejoría y mi lectura de Ciencia y Salud. Me di cuenta de que el cambio se debía a las ideas del libro. Deseando comprender lo que me había ocurrido, comencé a leerlo desde el comienzo. Desde entonces, no he vuelto a mirar atrás, y empecé a comprender que Dios es Amor. Percibí que lo que había hecho que mis dolencias parecieran tan reales, era mi total ignorancia acerca de lo que es Dios. Cuando era pequeña, mis padres solían decirme: "Si haces algo mal, Dios te castigará". Por eso yo tenía el concepto de que Dios era algo o alguien que estaba alejado de mí, a quien yo no podía tener acceso. Obviamente, le tenía miedo. Esta experiencia me hizo ver que Dios ama a Sus hijos, y nos creó a todos espirituales. El cuerpo físico no constituye nuestra identidad. Somos mucho más que eso: nuestra verdadera naturaleza está compuesta por las cualidades espirituales que cada uno de nosotros incluye.
Ciencia y Salud explica una y otra vez que realmente somos la imagen y semejanza de Dios, como dice la Biblia. Por lo tanto, cuando comprendemos que Dios es bueno, que Él es Amor, y es la Causa única, sanamos. Ahora me doy cuenta de que fueron estos hechos los que normalizaron mi cuerpo. Todo aquello de lo que parecía estar sufriendo no era parte de mi verdadera naturaleza, porque no era parte de la naturaleza de Dios. Los problemas físicos desaparecieron y fueron eliminados de mi pensamiento y de mi experiencia. El problema nunca estuvo en el cuerpo, que únicamente refleja lo que pensamos.
Al leer y estudiar Ciencia y Salud y aplicar sus ideas, he podido probar que la espiritualidad es también práctica en mi vida diaria — no únicamente cuando estoy en peligro o tengo un gran problema. He encontrado salud y curación a cada paso de mi experiencia.
Bombay, India