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Original Web

Depresión y problemas matrimoniales sanados

Del número de noviembre de 2017 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 25 de septiembre de 2017 como original para la Web.


Cuando era una madre joven con dos niños pequeños, caí en una tristeza y depresión abrumadoras. Sentía que nadie me amaba ni me deseaba, y mi matrimonio estaba en serios problemas. Fue una época en la que deseaba “detener el mundo”, por así decirlo, y bajarme de él. Hacía ya varios años que no iba a la iglesia.

Un día, cuando me sentía totalmente sola, le pedí a Dios que me ayudara. Casi de inmediato me vino este pensamiento: “Asiste a la iglesia esta noche”. Era miércoles, lo que quería decir que había una reunión vespertina de testimonios en la filial de la Iglesia de Cristo, Científico, cercana. Yo siempre había hecho excusas para no asistir a las reuniones de testimonios de los miércoles. Como ese fue un pensamiento tan sorprendente e inesperado, pensé en esto seriamente, y decidí intentarlo. Llamé a una niñera y fui a la iglesia sola esa noche.

Las reuniones de testimonio de los miércoles incluyen lecturas de la Biblia y de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, el libro de texto de la Ciencia Cristiana escrito por Mary Baker Eddy. También es una oportunidad para que los asistentes compartan testimonios y cuenten cómo el recurrir a Dios y a las verdades de la Ciencia Cristiana han restaurado la armonía y traído curación. Aquella noche escuché maravillosos testimonios y aprendí cómo oraban otras personas de una forma que yo nunca había conocido antes. Contaron acerca de curaciones que se produjeron, no simplemente pidiéndole ayuda a Dios, sino agradeciendo a Dios por adelantado, por Su guía, amor y cuidado omnipotentes.

 Esa noche escuché con mucha atención, y salí sintiendo profundamente la presencia de Dios y con un sentimiento nuevo y desconocido: la esperanza de tener un mañana más promisorio. A partir de esa noche, no veía el momento de asistir a estos servicios de los miércoles para escuchar más sobre cómo otras personas estaban usando la oración. El siguiente domingo, reuní a mis pequeños y nos fuimos a la iglesia.

A medida que alcanzaba una mejor comprensión de Dios, me transformé en una estudiante de la Ciencia Cristiana, en lugar de ser simplemente una asistente a los servicios de la Ciencia Cristiana. Realmente estaba ahondando en la Biblia y Ciencia y Salud. Al profundizar aún más para comprender mejor mi relación con Dios, la sombría tristeza que sentía desapareció, y la luz del Cristo, la Verdad, por siempre en operación en mi vida, se volvió más evidente.

Durante este tiempo de transformación espiritual, estudié y oré con dos versículos de la Biblia que aún hoy atesoro profundamente. El primero es: “Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos” (Hechos 17:28). Estaba empezando a entender la presencia de Dios en mi vida. Pensé en cómo un padre y una madre cuidan de su hijo, y me di cuenta de que yo era hija de Dios y Él cuidaba de mí como mi Padre-Madre. A medida que aprendía que era uno de los hijos de Dios, dejé de lado varias preocupaciones que me abrumaban, recurrí a Dios para que me guiara, y mantuve mis pensamientos en Él como mi guardián y proveedor. Sabía que podía confiar en Dios para que me diera protección, proveyera lo que necesitara y cuidara de todos, y esos agonizantes temores y dudas comenzaron a desaparecer.

El segundo versículo de la Biblia que me ayudó es: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17). El fotógrafo ilumina el sujeto que quiere capturar. Así como el sujeto está brillantemente iluminado frente a la cámara, hay una sombra igualmente oscura. Este no es el caso cuando se trata de la realidad de nuestra existencia en Dios. No puede haber ninguna sombra como resultado, porque estamos completamente rodeados por el amor y la luz de Dios. No hay oscuridad en Dios, y no hay variación en Su amor y bondad perpetuos. Dios es omnipotente, omnisciente y omnipresente. Como dice Juan en su Primera Epístola: “Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él” (1:5).

Agradecer a Dios por Su luz y guía espirituales, y cultivar una expectativa de bien, reveló muchas ideas sanadoras. Los problemas en mi matrimonio, que parecían insuperables, fueron sanados mediante una comprensión más profunda del Amor divino. También me di cuenta de que el bien que se estaba manifestando en mi vida estaba alcanzando a todos en mi experiencia. Mi esposo y yo empezamos a asistir a la iglesia con regularidad, e inscribimos a los niños en la Escuela Dominical. Los dos nos hicimos miembros activos de la iglesia, y en muy poco tiempo fuimos guiados a tomar instrucción de clase Primaria de la Ciencia Cristiana. Esta es una clase que enseña las verdades espirituales que nos capacitan para sanar por medio de la oración científica únicamente, de la manera que Cristo Jesús sanaba hace siglos.

Apoyarnos en nuestro Padre-Madre Amor trae soluciones permanentes a los problemas, en lugar de un arreglo rápido. Entraña la disciplina de escuchar la dirección y guía de Dios todo el tiempo, no simplemente cuando tenemos un problema. Comprender que Dios, el creador del universo, incluso el hombre, gobierna mediante la ley espiritual, coloca el pensamiento en línea con el gobierno espiritual y universal de Dios, el cual es puro, perfecto y funciona perpetuamente en armonía. El amor de Dios es inalterable y constante; Su amor opera como la ley espiritual del bien.

Todos podemos confiar en la ley del amor y la bondad de Dios para disipar toda sugestión de duda, depresión, temor, escasez, dolor, enfermedad, discapacidad, falta de hogar, etc. Las ideas espirituales que vienen de Dios transforman y bendicen permanentemente la consciencia humana, como yo experimenté tan maravillosamente.

Anita Collins Arlen
Highland Beach, Florida, EE.UU.

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