Un día, mi gato se asustó y me mordió en el brazo. Todo el brazo me latía, y el área de la mordida se hinchó y estaba descolorida. El miedo se apoderó de mí, junto con las sugestiones de envenenamiento. “Por esta razón la gente se vacuna”, pensé.
Pero inmediatamente recordé un pasaje en el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy: “Todas las criaturas de Dios, moviéndose en la armonía de la Ciencia, son inofensivas, útiles, indestructibles” (pág. 514). Eso quería decir que mi gato solo podía moverse en armonía con la ley del amor de Dios, que elimina todo temor.
Fue fácil perdonar cuando pensé en amar a mi gato como Dios lo ama. Me di cuenta de que en realidad no había nada que perdonar, ya que mi gato realmente vive en el Amor divino y es la expresión perfecta del Amor. Y nada más que el Amor y la expresión del Amor tienen poder.
Sin embargo, al día siguiente, el malestar y la apariencia del brazo se hicieron muy agresivos. Inmediatamente y de manera profunda y simple cedí al amor de Dios por mí y los míos. Yo sabía que Dios es supremo y siempre tiene todo el control. Confiaba en que el Amor divino me estaba cuidando y sólo esperaba el bien.
Por la noche todo estaba bien, no tenía molestias, palidez ni hinchazón. Y la mejor parte fue saber que la herida había sido sólo una sugestión de que algo más que la expresión completamente buena de Dios había tenido lugar. Estoy muy agradecida por esta prueba de que Dios es todopoderoso y omnipresente —hecho espiritual que es la base de toda curación en la Ciencia Cristiana.
Ellen Bennett
Frederick, Maryland, EE.UU.
