Dios tiene un único propósito para cada uno de nosotros: que lo reflejemos a Él en nuestra propia expresión individual. Somos Sus ideas y moramos eternamente en la Mente infinita única, a salvo de todo aquello que nos pueda desviar del camino sagrado que nos mostró amorosa y sabiamente. Nada queda fuera de Su alcance y poder.
Hace algunos años, antes de encontrar la Ciencia Cristiana, cuando me encontraba cursando el primer año de la universidad, desperté una mañana con un fuerte dolor en los pulmones. Me resultaba muy difícil respirar. En el fondo de mi corazón yo sabía que Dios nos ama siempre y que Su cuidado y protección nos libran de todo posible peligro.
Comencé a orar con el Padre Nuestro. Me retiraba a mi habitación y estudiaba y reflexionaba sobre las palabras expresadas en esta oración que nos dio Jesús (véase Mateo 6:9-13).
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