Quiero expresar mi gratitud por una curación que tuve el año pasado, de una extraña protuberancia en el pecho.
Conté con la ayuda de un practicista de la Ciencia Cristiana, y me esforcé durante mucho tiempo por llenar mi pensamiento con la Verdad, reconociendo que mi verdadero ser es espiritual. Sin embargo, a pesar de que el miedo había ido disminuyendo, yo continuaba revisando de vez en cuando la evidencia material.
Finalmente, decidí no volver a tocar o mirar el área. La Lección Bíblica de la Ciencia Cristiana fue mi compañera constante durante ese tiempo, al permitirme obtener una mejor comprensión de mi naturaleza espiritual como la semejanza de Dios. Un pasaje especialmente útil y sanador de la Biblia fue Eclesiastés 3:14: “He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo hace Dios, para que delante de él teman los hombres”. Yo sabía que mi perfección como la idea espiritual de Dios no incluía una protuberancia material de ningún tipo.
No puedo recordar por cuánto tiempo me olvidé por completo de la evidencia, pero nunca olvidaré el día que inadvertidamente comencé a rascarme el área donde estaba la protuberancia, y me di cuenta de que toda esa zona estaba tan suave como la seda. No había ningún crecimiento extraño allí, como si nunca hubiera existido. Este fue ciertamente un período de crecimiento espiritual para mí.
Nancy Cobetto
Avon Lake, Ohio, EE.UU.
Publicado originalmente en el Christian Science Sentinel del 24 de abril de 2017.
Apareció primero el 8 de junio de 2017 como original para la Web.
