El hecho de vernos a nosotros mismos y a aquellos que gobiernan, como verdaderamente somos, es decir, expresiones espirituales de la Mente que es Dios, establece una norma elevada y es parte vital de la salvación universal que Dios efectuará debido a Su propia bondad y amor infinitos. En su carta a los cristianos de Roma, Pablo escribe que ellos deben estar sujetos a las autoridades, no sólo para evitar su ira, sino para actuar correctamente (véase Romanos 13:1-7). Según Pablo, los que están en el poder son servidores de Dios. Esta sorprendente declaración muestra una confianza inamovible en Dios, ya que las autoridades adoraban ídolos, perseguían a los cristianos y permitían que otros hicieran lo mismo. Según la mayoría de los eruditos, Pablo escribió a los romanos alrededor del año 56 de la era cristiana, cuando Nerón, no recordado precisamente por la excelencia de su administración, era el emperador. Y sin embargo, así como Jesús recomendó pagar el dinero de los impuestos, es decir, darle “a César lo que es de César” (Mateo 22:21), Pablo aconseja respetar a las autoridades y pagar los impuestos.
¿Pero será posible que Pablo y Jesús no estuvieran defendiendo ningún gobierno en particular, ni tolerando ninguna acción específica, sino que estuvieran reconociendo el gobierno humano mismo, como un sirviente de los propósitos de paz y armonía de Dios?
Esta forma de vivir justa apoya y incluso corrige el gobierno humano.
Aunque Pablo definitivamente reclamó sus derechos como ciudadano, sus escritos y el libro de Hechos demuestran que su activismo fue más profundo que el social y el político. Él luchó por el derrocamiento no de un régimen humano, sino de las premisas y estructura de la mente carnal, la mente material que daría lugar a toda opresión (véase Romanos 8:6, 7). Para Pablo, el antídoto, la protección e incluso la salvación de esta forma de pensar impía, era esa Mente que estaba en Cristo Jesús, la Mente que en otro escrito nos insta a todos a tener (véase Filipenses 2:5). Aunque él escribe que todo el universo será transformado y redimido (véase Romanos 8:18-23), parece considerar que apoyar a un buen gobierno humano forma parte de esa transformación ordenada.
Mary Baker Eddy, en respuesta a la pregunta “¿Cuáles son sus ideas políticas?”, dijo: “En realidad no tengo ninguna, sino la de apoyar a un gobierno justo, amar a Dios supremamente y a mi prójimo como a mí misma” (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 276).
Esta forma de vivir justa fomenta el reino de los cielos de Dios en la tierra, y apoya e incluso corrige el gobierno humano como nada más puede hacerlo. Esto conduce a que se vote con inteligencia y se mejoren los gobiernos humanos de otras maneras útiles.
Lyle Young
Originalmente publicado en el Christian Science Journal de Mayo de 2017.
Apareció primero el 15 de junio de 2017 como original para la Web.
