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Sanemos la animosidad en el lugar de trabajo

Del número de agosto de 2017 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Publicado originalmente en el Christian Science Monitor del 31 de marzo de 2017.
 Apareció primero el 7 de junio de 2017 como original para la Web.


Un día, un compañero de trabajo comenzó a quejarse muchísimo, llevado por la animosidad contra lo que él consideraba que era el pobre desempeño y la mala actitud de otra colega de nuestro equipo. Le pregunté: “¿Crees que ella se levanta cada mañana tratando de imaginar cómo arruinar tu día?” Sorprendido, se detuvo a pensar un momento, y admitió que probablemente no lo hacía. 

Esto abrió el camino para que nosotros tres encontráramos soluciones razonables para una serie de problemas en el trabajo en general, entre ellos, procesos de negocios que no eran adecuados, mala comunicación y deficiencias en el entrenamiento. Pronto se forjó una relación de trabajo positiva que dio lugar a un servicio excepcional al cliente, mejores prácticas de negocio y un aumento en las ganancias —sin mencionar el cambio que supone trabajar con compañeros más felices.

La disposición de ese miembro del equipo de ser más considerado y compasivo hacia nuestra colega fue vital, pero esa no es toda la historia de lo que sucedió. La respuesta de él, y el éxito del equipo y de sus miembros, fueron una evidencia de la oración respondida.

Pero vayamos varias semanas atrás. Yo era la nueva gerente de este equipo, y me di cuenta de que la moral estaba muy baja y la lucha interna era la norma. Reconocí que esa división estaba perjudicando nuestro trabajo. No obstante, a través de mi estudio de la Biblia, comencé a pensar que Dios, el Amor divino, es la fuente de la inteligencia, la sabiduría y la armonía. La oración también me había ayudado a mí a encontrar soluciones prácticas a muchos tipos de problemas. Así que en lugar de tomar partido y hacer valer mis opiniones personales, reforcé mi fe sabiendo que sería muy eficaz orar por esta situación de trabajo, básicamente con dos objetivos.

Primero, busqué entender mejor la supremacía del Amor divino y lo que significa que somos creaciones o ideas del Amor. Mary Baker Eddy, la Fundadora de la Ciencia Cristiana, explica: “El Principio de la Ciencia Cristiana es el Amor, y su idea representa al Amor. Mediante la curación, se demuestra que este Principio e idea divinos son Dios y el hombre verdadero” (Escritos Misceláneos 1883-1896, pág. 104). Este “hombre verdadero” es la naturaleza verdadera de cada uno de nosotros, el varón y hembra espirituales de la creación de Dios, hechos a imagen y semejanza del Amor.

Y segundo, apliqué lo que estaba aprendiendo a mi experiencia, en particular las vislumbres que obtuve del mensaje tan fundamental de Jesús conocido como el Sermón del Monte. Por ejemplo, él dijo: “Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano” (Mateo 7:5). Esta idea me guió a tomarme el tiempo para hacer un honesto examen de conciencia y eliminar cada vez más la obstinación o la justificación propia de mis móviles y acciones.

Así como el jardinero entiende que es necesario podar un rosal para que la planta dé más rosas hermosas, recibí con mucho agrado esta “poda mental” que me permitió ser más amable, amorosa y pura de corazón. Cuando permitimos que el Amor divino guíe nuestros pensamientos y acciones, vemos más claramente que la armonía es natural y que la hostilidad no es inevitable.

El recurrir a Dios en busca de guía e ideas ayuda a silenciar la voluntad humana y la animosidad personal, dejando que la naturaleza espiritual de todos se vea y se sienta más plenamente. El hecho de estar alerta y consciente de la supremacía de Dios, es una oración viviente, que refleja el Amor divino. En mi caso, resultó ser transformadora, al abrir el camino para definir nuevas y sabias prácticas de negocios, a fin de beneficiar al equipo, a nuestros clientes y a la compañía.

A cada uno de nosotros se nos ha dado la sabiduría de la inteligencia divina. Reflexionar sobre la presencia, el poder y la naturaleza imparcial del Amor divino, y expresar cualidades semejantes a Dios como honestidad, mansedumbre, integridad y  amor fraternal, hace que el pensamiento sea más receptivo a nuevas formas de ver todo lo que hacemos, y hace que tengamos éxito en todos los aspectos de la vida.

Publicado originalmente en el Christian Science Monitor del 31 de marzo de 2017.
 Apareció primero el 7 de junio de 2017 como original para la Web.

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