Mi mamá acaba de encontrar un testimonio que escribí cuando era niña, y quiero compartirlo con ustedes. Esta curación sigue siendo muy importante para mí. Me recuerda lo poderoso que es saber que el amor de Dios nos rodea a todos. Aquí está:
Mi curación especial
Cuando desperté una mañana, me dolían la cabeza y la panza. Así que me metí en la cama de mamá y le pedí que me ayudara a orar. Mi mami sacó el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana para leer juntas la Lección Bíblica de esa semana. Este versículo de la Biblia me llamó la atención: “Tú [Dios] eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás” (Salmos 32:7). Yo sabía que esto significaba que estaba a salvo en Dios y nada malo podía tocarme o hacerme daño. Sentí que el amor de Dios me rodeaba por completo, y que nunca podía estar separada de Su amor.
También cantamos el Himno 99 del Himnario de la Ciencia Cristiana, que se basa en el Salmo 91. La última estrofa realmente me ayudó. Dice así:
Ángeles me protegerán
de todo mal y del temor;
refugio en Dios he de tener.
En Su morada celestial
gracia y poder recibiré
por medio de Su salvación.
(Tate and Brady, adapt. y trad. © CSBD)
Muy pronto después me di cuenta de que todo el dolor había desaparecido, y me sentía mucho mejor. El resto del día estuve ocupada haciendo cosas, y cuando llegó la hora de irme a dormir, le agradecí a Dios por la bella curación. Al día siguiente, cuando fui a la Escuela Dominical, me sentí muy contenta al ver que el primer himno que cantamos ¡era el número 99!
Estoy muy agradecida por saber que el amor de Dios me rodea totalmente.