La frase “Dios es amor” (1 Juan 4:8) se encuentra en las paredes de la mayoría de las Iglesias de Cristo, Científico, generalmente, detrás del púlpito de los Lectores. En el Glosario de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, Mary Baker Eddy incluye una definición de Iglesia que comienza identificándola como “la estructura de la Verdad y el Amor” (pág. 583).
Vivimos la verdad cuando expresamos el Amor divino al afiliarnos a una filial de La Iglesia Madre. Es un paso de progreso en nuestro compromiso de vivir la Ciencia sanadora del Cristo. La afiliación a la Iglesia brinda ricas oportunidades de servir a Dios y a nuestros semejantes, y esto nutre nuestro crecimiento espiritual en la comprensión y prueba de la totalidad de Dios.
Y a medida que nuestras Iglesias expresan su identidad completamente como “la estructura de la Verdad y el Amor”, la gente se siente amada, cuidada y respaldada por una familia de iglesia que está siempre allí para apoyarlos.
Estoy muy agradecida por haber sido guiada a una iglesia que irradia este Amor. La primera semana que asistí a un servicio religioso en mi iglesia filial, de alguna forma hasta el edificio parecía cálido y acogedor. Después del servicio, un señor se presentó y comenzamos a hablar. Muy pronto llamó a su madre, que era muy agradable. Ella me presentó a las personas cuando pasaban junto a nosotros. Todos se detuvieron por algunos minutos, y dijeron que les alegraba conocerme y que debía volver.
Cuando me disponía a salir, la Primera Lectora se acercó y me dijo que estaba contenta de que me había alcanzado. “Nadie nuevo puede irse sin haber recibido un abrazo”, dijo. Entonces me dio un gran abrazo, y casi me pongo a llorar. La siguiente semana, mi hijo y mis nietos fueron conmigo, y ellos también fueron recibidos con mucho cariño. ¡Había encontrado mi iglesia!
Me hice miembro de la iglesia, y ahora estoy sirviendo en la comisión directiva, y me siento muy bendecida de haber encontrado un hogar de iglesia tan afectuoso, que responde a las necesidades de mi familia, mientras juntos bendecimos a nuestra congregación, nuestra comunidad y el mundo.
Phyllis Schulze Valentine