Hace varios años, comencé a sentir síntomas de problemas al corazón. Puesto que había crecido con la Ciencia Cristiana, y había seguido estudiándola de adulta, conocía muy bien la idea de que Dios es Vida y que el hombre es la expresión espiritual de la Vida.
Al mismo tiempo, me sentía responsable de haberme producido este problema a mí misma por no dormir y comer con regularidad. Aunque oraba por esta situación, síntomas alarmantes de que el corazón no estaba funcionando bien se manifestaban con creciente severidad y frecuencia. A veces me costaba dormir por las molestias y el temor de que no despertaría.
Estaba construyendo un caso a favor del desastre. Cuando mi madre era adolescente, mi abuelo falleció debido a un problema en el corazón, y yo tenía miedo de morir prematuramente también.
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