En su poesía “Reparar el Muro” Robert Frost escribió “Algo hay que no es amigo de los muros”. Y ciertamente compartí ese sentimiento el otro día cuando pensé en los muros de separación que parecen levantarse de muchas maneras: entre familiares, grupos políticos y culturales, comunidades y naciones.
Sin embargo, mientras oraba acerca de esto, me di cuenta de que no existe, nunca ha existido y nunca existirá un muro de separación entre Dios y el hombre, o entre los hijos de Dios. Puesto que todos somos imagen de Dios, cada uno una idea de la Mente divina, no puede haber muro u obstrucción entre nosotros como ideas espirituales. Todos somos uno con Dios y uno con el otro.
Es muy importante comprender el concepto de unicidad para poder sanar todo tipo de problemas, incluida la división, y para establecer el progreso, incluso el progreso en la construcción de la paz. Estoy muy agradecida a Cristo Jesús por su gentil oración por sus seguidores, “oro para que sean uno, Padre, así como tú estás en mí y yo en ti” (Juan 17:21, según la versión Common English Bible).
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