Hace un tiempo desperté con mucho dolor de garganta y no podía respirar con facilidad ni tragar normalmente. Era muy incómodo y me sentí desanimado.
Al principio traté de razonar sobre cómo podía haber sucedido esto e intentaba descubrir por qué había despertado sintiéndome tan mal. Entonces decidí leer la Lección Bíblica de esa semana, que se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana e incluye pasajes de la Biblia y de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Una de las citas incluía esta oración: “Toda sustancia, inteligencia, sabiduría, todo ser, toda inmortalidad, causa y todo efecto pertenecen a Dios” (pág. 275).
¡Me di cuenta de que había sido muy tonto al tratar de descubrir una causa y un efecto materiales, en lugar de reconocer que toda causa y efecto pertenecen a Dios! Supe con certeza que Dios es todopoderoso y nos ha hecho a cada uno de nosotros completos. Antes de tomar consciencia de este hecho, simplemente había estado especulando.
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