Hace un año y medio, me encontraba luchando con una tremenda tristeza debido al fallecimiento de unos queridos amigos. También me sentía excepcionalmente abrumada y desalentada debido a los trágicos sucesos que habían ocurrido alrededor del mundo, tales como los ataques terroristas en Manchester y Londres.
Un día empecé a sentir lo que pensé que era un resfriado inusualmente fuerte. Sin embargo, les había prometido a mi nieto y a una amiga de la iglesia que participaría en una marcha de 5 kilómetros contra el hambre para apoyar el programa de servicios de familia de nuestra localidad, y así lo hice. No obstante, después de regresar a casa, me desplomé. Supe de inmediato que tenía que enfrentar los pensamientos desalentadores y llenos de pesar que estaba teniendo.
Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana, quien me recordó que los ángeles de Dios estaban en ese mismo momento revelando mensajes de esperanza, curación y de la Vida ininterrumpida. Me aseguró que Dios tiene el control sobre todo. Al día siguiente, tuvo lugar la Asamblea Anual de La Iglesia Madre, y mientras miraba la reunión en vivo transmitida por Internet, sentí mucha gratitud por esta Iglesia, por la Junta Directiva de la Ciencia Cristiana y por nuestra Guía, Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana. Oré intensamente para sentir en verdad “la energía divina del Espíritu, que nos lleva a renovación de vida”, que era el tema de la reunión (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 249).
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