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Web Original

Sana de problema al corazón

Del número de abril de 2019 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Traducción del original publicado en el Christian Science Sentinel del 28 de febrero de 2019.


En el transcurso de unos 20 años, comenzando desde mi juventud, cada cierto número de años experimentaba los síntomas de un ataque cardíaco leve. Cada vez que esto sucedía, declaraba la verdad de mi existir, ideas que había aprendido por medio del estudio de la Ciencia Cristiana: que no soy material sino espiritual, y por lo tanto no estoy sujeta a condiciones materiales; que Dios me ama, es todopoderoso y omnipresente, y me mantiene a salvo en Su reino; que mi vida es pura, creada y gobernada por Dios, y no puede ser defectuosa o estar contaminada; que toda pretensión de discordia mortal tiene que ser una ilusión, porque “todas las cosas por él [por medio de la Palabra de Dios] fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3); que no puedo estar separada de Dios, que es la Vida misma y llena todo el espacio; que Dios es la única Mente, y por lo tanto no puedo ser llevada a creer en algo que Dios no conoce; que no hay ninguna ley mortal de herencia, tiempo o limitación en la idea de Dios, puesto que, como Mary Baker Eddy escribe, “La ley de Dios se resume en tres palabras: ‘Yo soy Todo’; y esta ley perfecta siempre está presente para rechazar cualquier pretensión de otra ley” (No y Sí, pág. 30).

Al recurrir a estas verdades, descubrí que rara vez tuve miedo durante esos episodios. Confiaba en que Dios estaba allí mismo y que yo podía ver, y vería, más allá de la ilusión. En cada oportunidad, los síntomas desaparecían en unas pocas horas, y volvía a mi habitual estilo de vida activo.

Un día jueves, volví a sentir los síntomas y oré. Pero esta vez no disminuyeron y eran más severos de lo que nunca antes había experimentado. Me asusté, y el viernes llamé a un practicista de la Ciencia Cristiana para que orara conmigo. Me pidió que orara con la siguiente idea que la Sra. Eddy nos dio en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras: “No hay más que un creador y una creación” (pág. 502). Para mí esto significó que el Espíritu, Dios, es el único creador, y que toda la creación, incluyéndome a mí, debe ser espiritual y solamente buena. No existe un “yo material” que deba alinearse con el espiritual. No existe una versión espiritual de nosotros que sea perfecta y también una versión material e imperfecta en algún tipo de universo paralelo, que necesita curación. Solo existe una versión verdadera de nosotros, la espiritual y perfecta, y la creencia en una versión material debe ser eliminada de la consciencia. Podemos hacer esto al estar conscientes de la presencia del Amor, y permitir que llene nuestra consciencia.

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