Estoy profundamente agradecida por la Ciencia Cristiana, y la influencia tan maravillosa y poderosa que ha tenido en mi vida. De hecho, Dios y la Ciencia Cristiana son lo que más atesoro. A medida que he ido aprendiendo más acerca de Dios y la verdad del existir, tal como se establece en la Biblia y en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, he podido ver y comprender mejor algunas de las leyes espirituales que se encuentran en ambos libros. Esto me ha liberado de problemas a lo largo de mi vida, al protegerme del daño y traerme muchas curaciones maravillosas. Una de esas curaciones se produjo al comprender una simple verdad espiritual.
Hace años, llevé al caballo joven y sin entrenamiento de un amigo a unas clases de iniciación de potros. Ya había hecho esto varias veces con otros caballos, pero nunca con un purasangre de gran tamaño. En el último día del curso, algo lo sobresaltó. No pude evitar que corcoveara, y volé desde su espalda, a gran altura, aterrizando sobre mi cabeza. Aunque mi orgullo estaba herido, en ese momento me sentí lo suficientemente bien como para subirme de nuevo al caballo y seguir montando.
A la mañana siguiente, me desperté con síntomas alarmantes en la cabeza. Pensé que no podría hacer el viaje de siete horas de vuelta a casa ese día. Me sentía incapaz de liberar mi pensamiento del temor a esos síntomas, por lo que llamé inmediatamente a mi maestra de la Ciencia Cristiana para que me apoyara con su oración. Los maestros y practicistas de la Ciencia Cristiana están prontamente disponibles con un claro entendimiento de la ley de Dios, y su trabajo de oración no solo trae curación, sino que también ayuda al que llama a comprender mejor la Verdad.
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