Hace casi 50 años, un joven salvó mi vida al darme a conocer la Ciencia Cristiana.
Me crié en un ambiente de malos tratos y violencia. Como era la mayor de siete hermanos, me dejaron a cargo de ellos desde muy chica. Mi madre rara vez estaba en casa, y mi padrastro cuando estaba me maltrataba. Nunca le conté a nadie lo que pasaba en nuestra casa.
Cuando tenía alrededor de trece años, sentí que ya no podía seguir viviendo así, y pensaba en cómo quitarme la vida. Vivíamos cerca de las vías del tren, y más de una vez caminé a lo largo de ellas pensando en suicidarme.
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