Los cristianos alrededor del mundo celebran la Pascua con diversas tradiciones. Hace alrededor de un año, una persona que conocí recientemente me preguntó: “¿Y cómo celebras tú la Pascua?” Espontáneamente respondí: “¡Con alegría!”.
La Pascua conmemora la triunfante salida de Cristo Jesús de la tumba, así que es natural que sea una gozosa celebración. ¡La alegría es la esencia misma de la vida! Pero a veces la alegría de la resurrección de Jesús es ensombrecida por el pesimismo, la tristeza, el dolor y la muerte asociados con su crucifixión.
Para reclamar la alegría de la época de la Pascua, es útil analizar más profundamente la resurrección. Este suceso es mucho más que el triunfo de un hombre sobre la muerte. Cuando Cristo Jesús resucitó de la tumba —del intento de negar que Dios es la Vida eterna— le dio al mundo el más grandioso de todos los regalos: la prueba de que jamás podemos estar separados de la Vida, Dios.
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