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Nuestro deber para con Dios, nuestra Guía y la humanidad

Del número de abril de 2020 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Me complace hacer tu voluntad, Dios mío, pues tus enseñanzas están escritas en mi corazón.

Salmos 40:8 (Nueva Traducción Viviente)

Será deber de todo miembro de esta Iglesia defenderse a diario de toda sugestión mental agresiva, y no dejarse inducir a olvido o negligencia en cuanto a su deber para con Dios, para con su guía y para con la humanidad.

Mary Baker Eddy, Manual de La Iglesia Madre, pág. 42


Querida familia de Iglesia: 

El año pasado la Junta Directiva recibió una carta de una mujer, quien hace muchos años que es miembro de la Iglesia, en la que expresaba agradecimiento por La Iglesia Madre. Algo particularmente conmovedor de esa nota fue que la gratitud que ella sentía por ser miembro de La Iglesia Madre solo era superada por la muy obvia alegría que la embargaba al servir y cumplir con lo que ella consideraba que era su deber con la iglesia. Para cuando nos reunamos en la Asamblea Anual de este año, el lunes 8 de junio de 2020, esta querida mujer habrá cumplido 75 años como miembro. Ella señaló que continúa estando activa en su iglesia filial y todavía se suscribe a las publicaciones periódicas. Escribió: “Todo lo bueno que ha ocurrido en mi experiencia ha sido debido a mi estudio de la Biblia y Ciencia y Salud”. Ella concluyó su carta con una frase con la que todos podemos relacionarnos: “Continúo aprendiendo cada día”.

Así como nos sentimos verdaderamente agradecidos por esos ejemplos de profundo arraigo en nuestra Iglesia, también nos hemos sentido felices al notar un renovado crecimiento en ciertas áreas, que simplemente brotan y florecen. Por ejemplo, pensamos en la Cumbre para jóvenes profesionales celebrada en La Iglesia Madre el año pasado. Tuvimos la oportunidad de reunirnos con muchas personas que contaron cómo las palabras de la Ciencia Cristiana, y lo que significa contribuir con la Iglesia, estaban adquiriendo una vitalidad totalmente renovada. Además, el viaje de la Junta Directiva el año pasado para reunirse con miembros en Sudamérica y México nos alentó vigorosamente a estar con personas que miden su iglesia no por el tamaño de su congregación, sino por la magnitud del amor que se expresa dentro de la congregación.

Sin duda, todos tenemos nuestra propia historia para contar respecto a qué nos impulsó a afiliarnos a La Iglesia Madre. Puede que esa historia se trate de la evolución natural que experimentamos al asistir a la Escuela Dominical o a los servicios religiosos, y luego sentir el anhelo de formar parte de algo que está trayendo el mensaje sanador del cristianismo científico al mundo. O quizá se trate de haber encontrado la Ciencia Cristiana a través del ejemplo de vida de un amigo. O de leer Ciencia y Salud y tener una importante curación. Nuestras experiencias individuales tienen un punto en común cuando vemos la alegría que dedicarnos a la Causa de la Ciencia Cristiana puede traer a nuestras propias vidas y a la vida de los demás.

Cuando firmamos nuestra solicitud para hacernos miembros, ya sea que lo hayamos hecho este año o hace mucho tiempo, estuvimos de acuerdo en aceptar totalmente los Artículos de Fe de La Iglesia Madre. De los Artículos de Fe se deduce claramente que la Ciencia Cristiana no es el tipo de religión que nos permite estar de brazos cruzados esperando que otros la lleven adelante. Todos somos necesarios. Es por esta razón que la Sra. Eddy dice que la Ciencia Cristiana es un movimiento, una Causa, una Ciencia que requiere de prueba, y es aquello que está reformando activamente la manera de pensar de los cristianos acerca de Dios.

Como Científicos Cristianos, ¿no hemos tenido todos esos momentos en que, al estudiar y orar en silencio, la realidad de la existencia de Dios sale a la luz y el peso del mundo simplemente desaparece? ¿No nos regocijamos cuando una curación renueva nuestras energías al darnos cuenta de que el descubrimiento de la Sra. Eddy es mucho más que una enseñanza religiosa? Es el descubrimiento que libera a la humanidad de la esclavizante sensación de que estamos dominados por la materia. Y cuán esperanzador es esto cuando nuestros corazones comienzan a considerar nuevas formas de compartir este Consolador en nuestras comunidades y en nuestro mundo trabajando juntos en la iglesia. Por esta razón pensamos que la Asamblea Anual de este año es una maravillosa oportunidad de profundizar nuestra relación con Dios, con nuestra Guía y con la humanidad.

Ya sea que recién comencemos a apoyarnos en la Ciencia Cristiana, o que estemos quizá luchando con la duda o la rutina después de muchos años de ser miembro, o dedicándonos tiempo completo al ministerio público de curación de la Ciencia Cristiana, este es un buen momento para explorar juntos el significado de nuestra relación con nuestra Iglesia. También esperamos recibir y escuchar los comentarios de ustedes acerca de lo que están aprendiendo. Nos gustaría saber qué es real y qué está haciendo una diferencia genuina en sus vidas como miembros. Si tienen algún “informe del Movimiento” para compartir con nosotros, por favor comuníquense con la Secretaria de La Iglesia Madre por correo electrónico a clerk@csps.com, o bien llamando al +1 617 450 7731.

¡Nos vemos en junio!

Con mucha gratitud por cada uno de ustedes,

La Junta Directiva de la Ciencia Cristiana

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