Hace poco más de un año, mi equilibrio y libertad de movimiento se vieron seriamente impedidos; no obstante, yo sabía que podía aplicar los hechos espirituales absolutos para revertir el aparente impedimento y sanar de forma permanente.
Razoné que soy la imagen espiritual del Dios perfecto, y las circunstancias materiales no pueden tocarme, y nada puede impedirme realizar Su trabajo como practicista de la Ciencia Cristiana. Comprendí que el Dios omnipotente, quien es infinito y es Todo, no podía tener opositores. Oré para conocerme a mí misma no como un mortal que envejece, sino como Dios me conoce: Su idea perfecta, eterna, individual y verdadera. Le pedí a un practicista de la Ciencia Cristiana que me diera tratamiento por medio de la oración en la Ciencia Cristiana.
Los días que siguieron, apreciaba los pensamientos angelicales que me venían y a cada momento me guiaban para saber cómo debía continuar atendiendo mis necesidades personales. Como tenía expectativa de bien y me sentía segura en la presencia de Dios, continué caminando y moviéndome a diario, aunque esto requería esfuerzo, concentración y precaución. La parálisis en mi lado derecho me impedía conducir el auto o escribir con claridad, y me resultaba muy difícil cocinar mis comidas y vestirme. Descansaba cuando era necesario, continuaba afirmando la verdad y negando el error, estudiaba la Biblia, así como Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, y leía testimonios de curación de la Ciencia Cristiana.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!