Si alguna vez estuviste en el desierto, posiblemente hayas visto a lo lejos lo que parece ser agua en el suelo, aunque no haya agua allí. Eso es un espejismo. Un espejismo puede engañarnos para que creamos algo que no es real, como cuando vemos a la distancia que las vías del ferrocarril convergen o que un avión se hace cada vez más pequeño a medida que desaparece en el cielo después del despegue.
A pesar de lo que vemos, estas cosas no nos engañan, porque sabemos la verdad sobre lo que está sucediendo. Sabemos cómo se construyen las vías del ferrocarril y que los aviones siempre se mantienen del mismo tamaño, en la tierra y en el aire.
En la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana, aprendí que saber lo que Dios es nos ayuda a comprender la verdad sobre muchas cosas importantes. Comienza con la comprensión de que Dios es bueno, Espíritu y Amor. Y que Dios hizo todo y vio que era “bueno en gran manera” (Génesis 1:31). Esta es una verdad en la que siempre podemos confiar, sin importar lo que veamos con los ojos.
Así es como me ayudó. Cuando estaba en la escuela primaria, tenía verrugas en las manos, las piernas e incluso la nariz. Solía contarlas. Quería que las verrugas desaparecieran, especialmente después de que los niños comenzaron a burlarse de la que tenía en la nariz.
En la Escuela Dominical también aprendí que podía recurrir a Dios cuando tenía un problema. Entonces le pregunté a mi mamá si podíamos orar.
Cada día, cuando llegaba a casa de la escuela, mamá y yo leíamos un artículo para niños de diferentes números de esta revista. Los artículos trataban acerca de Dios y me ayudaron a darme cuenta de que necesitaba dejar de concentrarme en las verrugas y volver mi atención a Dios solamente. Esto significaba no dejarme engañar para hacerme creer que Dios hizo algo que era feo. Me gusta la forma en que Mary Baker Eddy habla de esto en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. Ella escribe que para deshacernos del error, es decir, lo que sea que parezca verdadero pero no lo es, debemos verter la verdad en nuestros pensamientos “mediante inundaciones de Amor” (pág. 201). Entonces la verdad elimina todo lo que no es verdadero. Sabía que esto significaba prestar toda mi atención a Dios, el bien. Dejé de contar las verrugas.
No pasó mucho tiempo antes de que notara que las verrugas habían desaparecido. Lo que parecía tan real era solo un espejismo del error. Estaba sana.
Con la ayuda de Dios, sigo aprendiendo a ver solo lo que es real, bueno y verdadero. ¡Tú también puedes!