¿Tienen las opiniones de la gente poder sobre nosotros? Podría parecer que lo que los demás piensan de nosotros puede determinar nuestras posibilidades, nuestra capacidad para contribuir con algo, para avanzar, hasta para tener éxito. Si la gente piensa bien de nosotros, no hay problema. Pero si no lo hacen, ¿qué hacemos entonces?
Hace años, tuve que enfrentar estas preguntas cuando era estudiante y fui transferida de una pequeña universidad local a una universidad grande. Me estaba capacitando para ser maestra de jardín de infantes hasta la escuela primaria, y los jefes del departamento de educación primaria eran también mis nuevos asesores, los supervisores de las tareas escolares de mis estudiantes, y los maestros de mi clase de procedimientos educativos. Parecía que mis futuras oportunidades dependían de las opiniones que ellos tenían de mí, así que trabajaba muy duro para darles una buena impresión.
No obstante, a pesar de mis esfuerzos, estos dos profesores me dijeron que consideraban que mi experiencia académica era inadecuada y mi registro académico y mi desempeño al enseñar a un estudiante era mediocre. Me preocupaba que su opinión negativa saboteara mis perspectivas para graduarme con mi clase.
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