Cuando leí por primera vez el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, quise saber qué requería esta Ciencia del Cristo de mí, una buscadora sincera. No había leído mucho cuando me encontré con esto: “Primero en la lista de los deberes cristianos, él enseñó a sus seguidores el poder sanador de la Verdad y el Amor” (pág. 31).
Esto me interesó y lo volví a leer. Y luego por tercera vez. Me dije a mí misma: “Espera un momento”. La parte de que “él enseñó a sus seguidores el poder sanador de la Verdad y el Amor” me pareció que era una enseñanza que explicaba un hecho. Pero ¿dónde estaba el deber?
Desde entonces he reflexionado mucho acerca de ese primer deber cristiano. Lo que he descubierto es que cuanto más aumenta mi comprensión de Dios y mi amor por Él, tanto más significa e incluye este “deber”.
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