A principios de este año Rachel despertaba por las noches con mucho miedo. Ella comenzó a orar cada noche para abandonar todos los pensamientos desemejantes a Dios, y tranquilizarse con la certeza de que Su omnipotencia gobernaba su experiencia. Después de orar de esta forma tan solo unos días, dejó de despabilarse en medio de la noche, y pudo dormir tranquila.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!