La oración, junto con el estudio de las Escrituras y el libro de Mary Baker Eddy Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, ha ayudado a innumerables personas a sentirse más cerca de Dios y a encontrar curación. No obstante, a veces puede parecer como si tuviéramos que estudiar y orar para realmente alcanzar los envolventes brazos del Amor divino. Pero en verdad, somos las expresiones vivientes de la alegría y el amor de Dios, y ya moramos en el abrazo del Amor, Dios. La Ciencia Cristiana revela que la alegría y la armonía son aspectos omnipresentes de esta realidad, y es la consciencia de este Amor, que es nuestro verdadero hogar, donde podemos morar en el sereno reconocimiento de nuestra integridad y bienestar espirituales.
Las ideas que aceptamos como verdaderas y los pensamientos que tenemos determinan cómo experimentamos la vida. En la medida en que pensamos concienzudamente en las enseñanzas de Cristo Jesús, moramos en la consciencia —el palaciego “hogar”— de la Verdad y el Amor infinitos.
Al aceptar la falta de armonía o no aplicar las enseñanzas de la Ciencia Cristiana cuando enfrentamos un problema, podemos sentirnos paralizados por el miedo y el físico. Sin embargo, aun en esa instancia, la presencia eterna de Dios está con nosotros. Como escribió la Sra. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana, al comparar su experiencia con el viaje de los israelitas para salir de la esclavitud: “Vi ante mí el terrible conflicto, el Mar Rojo y el desierto; pero seguí avanzando con fe en Dios, confiando en la Verdad, el fuerte libertador, para que me guiara hacia la tierra de la Ciencia Cristiana, donde las cadenas caen...” (Ciencia y Salud, págs. 226-227).
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