En el verano hicimos un viaje en Alaska en una gran balsa roja. Éramos mamá, papá y yo. Un día hubo una tormenta. Las olas turbulentas nos empaparon a todos. El cielo se oscureció como la noche. Papá remaba, y yo estaba con mamá en un rincón de la balsa. Tenía puesto mi chaleco salvavidas, pero estaba asustada y lloraba.
Mamá dijo que podíamos pensar en un himno que habíamos tratado de memorizar. Dice así:
Él sabe qué necesitáis;
Sus ángeles vendrán
y a todos guardarán.
(Violet Hay, Himnario de la Ciencia Cristiana, N° 9, © CSBD)
El himno dice que Dios nos da buenos pensamientos que nos ayudan cuando sentimos miedo. Mamá dijo que Dios nos daría nuestro ángel.
Entonces una gaviota revoloteó en lo alto. Se quedó justo encima de nosotros durante mucho tiempo. ¡Pensamos que nos guiaba a un campamento! Mi temor desapareció, porque sabíamos que Dios nos estaba dando lo que necesitábamos. Seguimos a la gaviota, y nos llevó al único lugar que había para acampar. ¡Y allí acampamos! Pusimos una tienda de campaña, y yo dormí en mi saco de dormir de dinosaurio.
Me alegro de que mamá estuviera orando y de que Dios me ayudara a no tener miedo y nos mantuviera a salvo.