Hace algunos años, aprendí una valiosa lección sobre la importancia de vigilar mis pensamientos para tener armonía en mi vida. En mi estudio de la Ciencia Cristiana, he aprendido que vigilar mis pensamientos implica aprender a diferenciar entre los pensamientos que provienen de la Mente divina, Dios, y los que provienen de lo que la Biblia llama la “mente carnal”, que es “enemistad contra Dios” (Romanos 8:7 KJV). La necesidad es aceptar como reales sólo los pensamientos que provienen de Dios. Las enseñanzas de la Ciencia Cristiana muestran cómo podemos hacer esto.
Antes de la muerte de mi madre, ella había estado experimentando fuertes dolores en el pecho, y un miembro de la familia insistió en que fuera al hospital. Yo estaba agradecido de estar allí con ella durante los últimos dos días antes de que falleciera, pero estaba angustiado y lleno de tristeza durante ese tiempo.
Poco después de llegar a casa, yo también comencé a tener serios dolores en el pecho. Y no desaparecían.
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