Tuve un momento de discernimiento espiritual que produjo una curación física instantánea. Tal vez te sientas identificado. La curación a menudo se produce cuando experimentamos una inspiración acerca de Dios, descubrimos un sentido más elevado de cierta Escritura o avanzamos más allá de una opinión fija acerca de algo para obtener una perspectiva más espiritual.
El libro de Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, explica este fenómeno de la siguiente manera: “Los rayos de la Verdad infinita, cuando se juntan en el foco de ideas, traen la luz instantáneamente, mientras que mil años de doctrinas, hipótesis y vagas conjeturas humanas no emiten tal fulgor” (pág. 504).
Hace unos años, estaba orando por una rodilla lesionada, en la que la comodidad y fuerza normales no habían sido evidentes desde hacía algún tiempo. Esa semana, la Lección Bíblica descrita en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana contenía la historia bíblica del hombre junto al estanque de Betesda, quien no pudo caminar hasta que Jesús lo sanó (véase Juan 5:2-9). Como había leído la historia cientos de veces, estuve tentada de hojearla en lugar de estudiarla realmente, solo para ver cómo encajaba en la Lección.
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