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Original Web

Mano quemada sana rápidamente

Del número de febrero de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 13 de noviembre de 2023 como original para la Web.


Estaba elaborando una receta de verduras asadas en un horno muy caliente. De acuerdo con las instrucciones, el truco para dorar bien la comida era poner la sartén vacía en el horno mientras se precalentaba; luego sacarla   y agregar las verduras. Un poco preocupada mientras  lo hacía y comenzaba a agregar las verduras, olvidé momentáneamente que la sartén estaba caliente y la sujeté con una mano desprotegida para estabilizarla. El dolor hizo que la dejara caer rápidamente. 

Aunque el dolor era intenso, mi primera reacción fue comenzar a orar: escuchar y atender lo que Dios estaba diciendo. En lugar de enfocarme en mi mano y en el dolor, me concentré en lo que sé que es verdad acerca de Dios y de mí. 

En mi estudio de la Ciencia Cristiana, he aprendido que soy la hija amada de Dios y que mi Padre siempre me cuida y protege, aunque en ese momento, el dolor me hacía sentir lo opuesto a eso. Sin embargo, le di gracias a Dios por estar a mi lado en cada momento de mi vida. Muchas veces, cuando anteriormente había recurrido a Dios, había sentido Su presencia; pero también hubo muchas ocasiones en el pasado en las que había estado tan asustada o distraída que me había olvidado de que Él estaba allí conmigo. Durante este momento difícil, no lo olvidé.

También razoné que, en el universo del Espíritu infinito, Dios —en el que vivimos y estamos constantemente sujetos al gobierno amoroso de Dios— no podía haber accidentes; por lo que no podía cometer ninguna  insensatez, y nada tenía el poder de hacerme daño. Sabía que esto era cierto por mi estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy. Un pasaje de la Biblia que me ha ayudado a comprender esto dice: “A sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra” (Salmos 91:11, 12). 

Otra razón para sentir gratitud fue el hecho de que la Lección Bíblica de la semana anterior del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana incluyó la historia de Sadrac, Mesac y Abednego; tres hombres que fueron arrojados a un horno por el rey (véase Daniel 3). Debido a su fe en la protección de Dios no solo sobrevivieron a su sentencia de muerte por fuego, sino que cuando salieron del horno, ¡hasta libres del olor a humo estaban! Esto me dio la confianza de que no necesitaba esperar secuelas persistentes o un largo período para sanar de mi experiencia culinaria.

A cada momento, mantuve mi atención en estas fortalecedoras ideas, y rehusé dejarme impresionar por el dolor o la gran ampolla que se había formado. El dolor se detuvo al poco tiempo y nunca regresó. A la mañana siguiente, la ampolla había bajado bastante y ya no me molestaba, y se sanó muy bien. 

Estoy muy agradecida por haber tenido estas verdades sanadoras para apoyar mis oraciones y de que tengamos esta preciosa Ciencia sanadora de la que podemos depender en cualquier momento.

Lynda Lanker
Eugene, Oregón, EE.UU.

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