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ARTÍCULOS

Hacer la voluntad de Dios

Del número de febrero de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Original en español

Apareció primero el 1º de enero de 2024 como original para la Web.


¿Estamos dejando todo en manos de Dios? En otras palabras, ¿estamos haciendo Su voluntad y nada más que la Suya? A menudo me he hecho estas preguntas.

Cristo Jesús dio a sus discípulos el Padre Nuestro, e incluye instrucciones para orar de esta manera: “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” (Mateo 6:10). El libro de texto de la Ciencia Cristiana da una interpretación espiritual de esta línea: “Capacítanos para saber que  como en el cielo, así también en la tierraDios es omnipotente, supremo” (Mary Baker Eddy, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, pág. 17). ¡Qué paz encontramos cuando confiamos en el Dios omnipotente y hacemos solo la voluntad de nuestro Padre celestial, liberándonos de todas las agendas personales o de la voluntad egoísta!

Tuve una oportunidad que puso a prueba mi capacidad de liberarme de la voluntad humana, tanto de la mía como de la de los demás. Estaba viviendo en un país lejos del mío, porque mi hija se había ido a vivir allí. Muchos cambios habían ocurrido en mi vida que me habían llevado ahí. Pero cuando llegué, no me sentí cómoda ni feliz.

Las opiniones humanas de otras personas y las mías, me abrumaban sobre lo que debía hacer. Recordé lo que escribió la Sra. Eddy: “Las opiniones humanas no son espirituales. Proceden de lo que oyen los oídos, de la corporalidad en lugar del Principio, y de lo mortal en lugar de lo inmortal” (Ciencia y Salud, pág. 192). Sabía que no debía confiar en las opiniones humanas ni en mi propia voluntad, sino en la buena y divina voluntad de Dios. En el Glosario de Ciencia y Salud, hay una distinción fundamental entre la voluntad humana y la voluntad divina en esta definición, que dice en parte: “Voluntad. La fuerza motriz del error; creencia mortal; fuerza animal. El poder y la sabiduría de Dios” (pág. 597). Decidí orar y confiar en que la sabiduría de Dios me mostraría dónde tenía que estar. Solo la oración podía guiarme a quedarme allí o regresar a mi país.

El himno “Satisfecho” de la Sra. Eddy fue de gran inspiración para mí en ese momento, y la primera estrofa me habló al corazón:

Tu suerte no importará si guía Amor,
que es tuya, en calma o tempestad,
la paz de Dios. (Mary Baker Eddy,
Himnario de la Ciencia Cristiana, N° 160)

Como resultado de la oración apoyada por un practicista de la Ciencia Cristiana, me sentí guiada a regresar a mi país. Había una sensación de calma y paz en mi pensamiento, y sabía sin ninguna duda que la Mente divina me gobernaba, que me estaba revelando el camino correcto para mí.

Tuve una oportunidad que puso a prueba mi capacidad de liberarme de la voluntad humana.

No obstante, seguir adelante con este paso significaba vivir lejos de mi hija, y percibí que esto era un desafío. Continué orando con el practicista para comprender mejor que mi relación era directamente con mi Padre-Madre Dios y que nada podía separarme de esa dulce presencia del Amor divino. También sentí que reconocer esto fortalecería mi relación con mi hija dondequiera que estuviéramos. Ella también tenía una relación directa con nuestro Padre-Madre Dios, lo que significaba que estábamos juntas para siempre en el Espíritu. Esta idea nos trajo paz a las dos.

Más tarde, cuando pensé que no iba a poder pagar un boleto de avión, de manera natural y ordenada, obtuve los fondos. Esto no dejaba lugar a dudas de que la Mente divina estaba guiando esta decisión.

Poco después de regresar a casa, volví a asistir a mi filial de la Iglesia de Cristo, Científico, y se me pidió que hiciera una tarea que estoy llevando a cabo con mucha alegría. Estoy agradecida de seguir a Dios en todas las áreas de mi vida. Al abandonar la voluntad humana, somos libres de la carga, tal como Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Cuando confiamos en la buena voluntad de Dios sin ninguna reserva, se experimentan los cambios necesarios en nuestras vidas.

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