El sueño de explorar el espacio todavía estaba a muchos años de realizarse cuando Mary Baker Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, hizo preguntas innovadoras acerca del universo. Así como los astrónomos y astronautas revelan hechos sobre la naturaleza de nuestro universo que desafían las convicciones humanas de larga data, la propia búsqueda de la Verdad de la Sra. Eddy la llevó a hacer descubrimientos revolucionarios sobre la naturaleza de la realidad; descubrimientos que cualquiera puede aplicar para liberarse de las limitaciones materiales.
En mi propia vida y carrera como ingeniero que trabajó en el diseño de naves espaciales y cohetes, he pensado mucho sobre la relación entre la obra de la Sra. Eddy y los esfuerzos actuales para explorar y comprender el universo. Mientras que algunos piensan que hay un conflicto inherente entre la ciencia y la espiritualidad, yo he encontrado que es todo lo contrario. Puesto que tanto la ciencia como la espiritualidad se ocupan del estudio de la verdad, si —como sugiere la lógica— solo hay una verdad, entonces es inevitable que las dos lleguen finalmente a la misma respuesta.
Años antes de que la gente lanzara satélites, orbitara la Tierra y dejara huellas en la luna, la Sra. Eddy predijo la marcha de la humanidad hacia las estrellas. En su libro de texto, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, escribió: “Los elementos y las funciones del cuerpo físico y del mundo físico cambiarán a medida que la mente mortal cambie sus creencias” (pág. 124).
“El astrónomo ya no mirará hacia las estrellas, mirará desde ellas hacia el universo; …” (págs. 125).
Me encontré por primera vez con ese pasaje cuando estaba en el bachillerato, y como entusiasta del espacio, realmente resonó en mí. Al principio de mi carrera, me asignaron la tarea de trabajar en un telescopio espacial avanzado, diseñado para descubrir los orígenes del universo. A pesar de estar muy emocionado por ser una pequeña parte de este proyecto innovador, me encontré enfrentando una especie de conflicto mental. Como Científico Cristiano, tengo una visión totalmente espiritual de la realidad y veo el universo gobernado por la ley del Amor divino, Dios, y sin sustancia material o identidad. ¿Podría reconciliar esta visión del mundo con esfuerzos que se basaran más en lo material para comprender el universo que nos rodea? Mientras luchaba con esto, ese pasaje sobre el universo me vino a la mente y me ayudó a ver más allá del aparente callejón sin salida, y despertó mi curiosidad en cuanto a qué otros pasajes de los escritos de la Sra. Eddy hablan sobre este tema.
La naturaleza misma de la exploración espacial incluye superar creencias falsas y limitaciones materiales.
Afortunadamente, ella tenía mucho que decir sobre los avances tecnológicos y la exploración científica. La Sra. Eddy creía que los descubrimientos científicos y el progreso tecnológico de su época ayudaban al estado del pensamiento humano a acercarse cada vez más a la Verdad divina. Me alentó descubrir que, en una entrevista de 1901 con el New York Herald, está registrado que, cuando se le preguntó sobre “la búsqueda de las invenciones materiales modernas”, ella manifestó: “Oh, no podemos oponernos a ellas. Todas tienden a modos de vivir más nuevos, más refinados, más etéreos. Buscan las esencias más finas. Iluminan el camino hacia la Iglesia de Cristo. Las usamos, las empleamos como metáforas. Ellas están preparando el camino para nosotros” (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 345).
Y en Ciencia y Salud explica: “Los estudios académicos apropiados son necesarios. La observación, la inventiva, el estudio y el pensamiento original son expansivos y debieran promover el crecimiento de la mente mortal fuera de sí misma, fuera de todo lo que es mortal” (pág. 195).
Sus escritos relacionan los logros de la astronomía, al superar los conceptos erróneos humanos obsoletos acerca de la naturaleza del sistema solar, con la manera en que la Ciencia Cristiana reemplaza una perspectiva material de la existencia por una visión espiritual basada en Dios. Ciencia y Salud dice: “Al observar la salida del sol, uno encuentra que contradice la evidencia ante los sentidos creer que la tierra está en movimiento y el sol inmóvil. Tal como la astronomía revierte la percepción humana del movimiento del sistema solar, así la Ciencia Cristiana revierte la aparente relación entre el Alma y el cuerpo y hace el cuerpo tributario de la Mente” (pág. 119).
Uno de los objetivos de la misión del telescopio en el que trabajé es tomar una fotografía de la primera estrella que se encendió en el universo, lo que se conoce informalmente como “primera luz”. A medida que aprendía más sobre los objetivos del proyecto —mientras miraba la nave espacial casi terminada desde una galería de observación— lograba una visión más elevada, pensando en el primer capítulo del Génesis, donde Dios dice: “Sea la luz” (versículo 3). Refiriéndose a esta luz, que ningún telescopio puede ver, Ciencia y Salud declara que “no es del sol ni de llamas volcánicas, sino que es la revelación de la Verdad y de las ideas espirituales” (pág. 504). Para mí, la iniciativa de la “primera luz” surge de la búsqueda de la Verdad: apunta al anhelo de la humanidad de conocer el origen de la creación y comprender el Principio que gobierna nuestro universo.
Además, este telescopio es un telescopio reflector, que toma imágenes a través de un complejo sistema de espejos. Inmediatamente conecté esto con el concepto de la Sra. Eddy de que el universo refleja a Dios, una idea perfectamente sintetizada en su declaración de que “el orden astronómico imita la acción del Principio divino; y el universo, el reflejo de Dios, se aproxima así más a la realidad espiritual, y se relaciona con la Ciencia divina tal como es manifestada en el eterno gobierno del universo” (Ciencia y Salud, pág. 121). Me encantaba pensar en mi trabajo diario en este proyecto como “relacionado con la Ciencia divina”.
En última instancia, el telescopio experimentó un lanzamiento impecable temprano en la mañana del día de Navidad de 2021. Un funcionario de alto rango reconoció la importancia de la fecha de lanzamiento y conectó el proyecto no solo con la historia de la Natividad, sino también con el pasaje de los Salmos que dice: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (19:1). En los meses siguientes, el telescopio ha sorprendido al mundo con imágenes impresionantes.
Espero que, cuanto más observe el telescopio el universo, más ayudará a que el pensamiento limitado salga “fuera de sí mismo” y elimine los conceptos erróneos materiales obsoletos de la creación. Esto elevará la consciencia cada vez más cerca de la verdad espiritual absoluta, y cumplirá la predicción de la Sra. Eddy de que la humanidad mirará desde las estrellas “hacia el universo”.
La naturaleza misma de la exploración espacial incluye superar creencias falsas y limitaciones materiales. Desde la primera vez que el Wright Flyer despegó de las arenas de Kitty Hawk, Carolina del Norte, en 1903, hasta las misiones tripuladas a la luna décadas más tarde, una marcha continua de progreso nos ha permitido tener una visión más amplia, más grandiosa y más precisa del universo. Si la gente siempre hubiera aceptado la idea de que la humanidad no podía vencer la gravedad, nunca habría desafiado esta creencia con globos, aviones y cohetes, liberándose finalmente de la atracción de la Tierra y enviando naves espaciales para visitar otros planetas.
Dejar atrás la creencia errónea de que la humanidad está confinada a la Tierra es un paso importante para salir del materialismo, en línea con la predicción de la Sra. Eddy de que la innovación instaría a la humanidad a abandonar la oscuridad del pensamiento material por la luz de la realidad espiritual. De la misma manera, inspirados por inventos y logros científicos que “iluminan el camino hacia la Iglesia de Cristo”, podemos desafiar la falsedad de que estamos atrapados dentro de un cuerpo y una existencia materiales, con todo su dolor, limitaciones y angustia. Podemos adoptar una visión espiritual de la realidad, donde la ley divina del Amor gobierna todo en perfección. En esta realidad, no hay carencia, ni dificultades, ni sufrimiento, ni tristeza, ni miedo, ni duda, ni pérdida, ni materia.
La comprensión de esta realidad espiritual no es una teoría académica, una creencia ingenua o un intento de ignorar los desafíos que deben abordarse. Es la Ciencia demostrable y divina. Podemos aplicar sus leyes en nuestras vidas con resultados prácticos y progresivos, destruyendo en última instancia toda pretensión del mal. Si en nuestra experiencia diaria nos encontramos luchando para demostrar estas verdades de manera eficaz, podemos confiar en que las leyes de Dios nos darán la comprensión que necesitamos para superar los desafíos y limitaciones, al igual que los ingenieros que regresan a los principios básicos para resolver un problema con un cohete.
De la misma manera en que los intrépidos astronautas se liberaron de los “lazos hoscos de la Tierra” (John Gillespie Magee, Jr., “High Flight”), podemos elevar nuestros pensamientos por encima de las creencias esclavizantes de la existencia mortal para reclamar nuestra verdadera identidad como la idea perfecta y divina de Dios. ¡Esta exploración espiritual es la aventura absoluta!