Queridos miembros de La Iglesia Madre:
James Rome le escribió una carta a Mary Baker Eddy después de la dedicación de La Extensión de La Iglesia Madre en la que se refería a la participación de ella en el proyecto: “Pero, ¿qué decir de esta magnífica estructura? ¿De dónde vino? Para mí es el resultado del amor que se estremecía en un corazón humano cuando murmuró: ‘Dios mío, ¿acaso no puedo tomar esta preciosa verdad y dársela a mis hermanos y hermanas?’ Jamás podremos agradecer a Dios lo suficiente por esa persona, agradecerle a usted lo bastante por su amor desinteresado” (La Primera Iglesia de Cristo, Científico, y Miscelánea, pág. 62).
Yo también pienso en lo que la Sra. Eddy ha hecho por nosotros al establecer una iglesia con todas sus funciones para preservar la Ciencia no adulterada de este valioso descubrimiento para que siga bendiciéndonos a nosotros y a la humanidad entera por todas las generaciones.
A medida que he aprendido más acerca de la vida de nuestra Guía y su dedicación desinteresada al descubrimiento de la Ciencia divina, a la que llamó Ciencia Cristiana, más me he dado cuenta de mi necesidad de crecer, de explorar esta Ciencia. A veces, parece como si ese explorar se abriera camino en medio de una selva densa, pero con perseverancia y dedicación, el sol se abre paso, y siento la espiritualización del pensamiento. Mi corazón se regocija y se eleva, y he comprendido otra verdad que ayuda a sanar.
También deseo compartir Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras por Mary Baker Eddy con los miembros de la comunidad, para ampliar las bendiciones que nuestro Pastor —la Santa Biblia y Ciencia y Salud— nos trae, y nos permite comunicarnos íntimamente y de manera individual con Dios, sin necesidad de un intermediario.
Me encontraba charlando con alguien que conocí por medio de mi trabajo. Me preguntó a qué se dedica un practicista de la Ciencia Cristiana. Justo tenía un ejemplar de Ciencia y Salud a mano. Luego de darle una breve explicación, abrí el libro de texto en “la declaración científica del ser” (pág. 468) y se la mostré. “Tiene mucho sentido”, respondió. Ahora esa persona tiene ese ejemplar del libro.
La Sra. Eddy nos recuerda: “Millones de mentes sin prejuicios —simples buscadores de la Verdad, fatigados peregrinos, sedientos en el desierto— aguardan expectantes descanso y refrigerio. Dales un vaso de agua fría en nombre de Cristo, y jamás temas las consecuencias... Aquellos que estén preparados para la bendición que impartes darán las gracias” (Ciencia y Salud, pág. 570).
Esta declaración se hace eco de las palabras de Cristo Jesús: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:15).
Al unirnos en apoyo a nuestra Iglesia Madre y todas sus actividades sanadoras, expresamos gratitud por el descubrimiento de la Ciencia Cristiana. ¿Cómo? Al vivir el amor que tenemos unos por otros y por toda la familia humana.
Saludos afectuosos para todos,
Anne Melville
Presidenta de La Iglesia Madre
