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Original Web

“El reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos”

Del número de febrero de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Apareció primero el 12 de octubre de 2023 como original para la Web.


Las leyes divinas de la Vida, la Verdad y el Amor son la esencia misma de la Ciencia Cristiana. Mary Baker Eddy descubrió estas leyes por medio de su estudio de la Biblia y las presentó en su libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras. Estas son las leyes mediante las cuales Cristo Jesús sanó, que expresan la naturaleza de Dios como la Verdad, la Vida y el Amor, y sostienen la armonía, la salud y la bondad continuas en toda la creación espiritual. Sabiendo que estas leyes están siempre en operación, Jesús declaró que “el reino de los cielos está cerca” (Mateo 4:17 NVI). Y dijo en el Padre Nuestro —su ejemplo para toda oración— “Venga tu reino” (Mateo 6:10).

Inspirada por esta certeza, de que el reino de Dios está cerca, la Sra. Eddy escribió una oración sencilla que llamó “La oración diaria”: “‘Venga Tu reino’; haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí, y quita de mí todo pecado; ¡y que Tu Palabra fecunde los afectos de toda la humanidad, y los gobierne!” (Manual de La Iglesia Madre, pág. 41). Para mí, esta oración expresa el humilde deseo de dejar que la naturaleza de Dios brille a través de nosotros en la vida diaria.

La Sra. Eddy también explicó la declaración de Jesús: “El reino de Dios está dentro de vosotros” (Lucas 17:21 KJV), al escribir: “La Verdad y el Amor reinan en el hombre verdadero” (Ciencia y Salud, pág. 476). He aquí, entonces, una forma que encuentro útil para trabajar con “La oración diaria”:

“‘Venga Tu reino’; el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos está establecido en mí, y en los míos, y en todos; quita de mí todo pecado; y también quita todo pecado de todos; ¡y Tu Palabra fecunda los afectos de toda la humanidad, y los gobierna!”

Debido a que el reino de la Verdad divina se establece en nosotros, comprendemos la bondad completa de Dios y conocemos nuestro ser verdadero como Dios nos conoce: espirituales y perfectos, viviendo a Su semejanza, como nos dice el primer libro de la Biblia.

Puesto que el reino de la Vida divina se establece en nosotros, la salud está establecida en nosotros.

Puesto que el reino del Amor divino se establece en nosotros, la armonía está establecida en nuestras vidas.

Puede que no parezca que sea así si estamos enfrentado una enfermedad, inseguridad financiera o una relación difícil, pero podemos dejar que el reino (el poder y la acción que no tienen opuesto) de la Verdad divina establezca la comprensión espiritual de que las leyes de Dios de la Verdad, la Vida y el Amor están causando un bien ilimitado en nuestras vidas en este momento.

La Verdad divina nunca puede verse contaminada por la creencia de que alguno de los hijos de Dios puede ser desemejante a Él: que pueden ser vulnerables, estar enfermos, solitarios, asustados, deprimidos o desposeídos. La verdad es que debido a que la Verdad, la Vida y el Amor divinos están establecidos en nosotros, solo el bien está establecido en nosotros.

Entonces, es natural ver que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos quita de todos el pecado. Quita del pensamiento todo lo que sea desemejante a Dios y, ciertamente, quita todo temor.

Una tarde de invierno, estaba sentada en el coche esperando que mis hijos salieran de la escuela, cuando comencé a sentirme muy mal. Mi marido llevaba varios días en cama con gripe. Ahora parecía que me había contagiado. Durante unos minutos me sentí abrumada y muy sola. Pero luego pensé en “La oración diaria”. En lugar de temer que un virus se hubiera apoderado de mí, comencé a pensar más espiritualmente. Me di cuenta de que solo el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos estaba establecido en mí, en mi familia y en todos. Esta oración llegó con mucha convicción y de hecho eliminó todo temor.

Las leyes divinas de la Vida, la Verdad y el Amor están siempre en operación.

Cuando los niños subieron al auto unos minutos más tarde, toda sensación de enfermedad había desaparecido. Cuando llegamos a casa, mi esposo se sentía mucho mejor y todos los demás miembros de la familia se mantuvieron bien durante las semanas siguientes. Desde entonces, he sentido con frecuencia el efecto fortalecedor y sanador de orar de esta manera.

Bajo la operación de las leyes divinas y universales de la Verdad, la Vida y el Amor —el reino de Dios— lo único que está verdaderamente establecido en ti, en tu hogar y familia, en tu país y el mundo entero es el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos, es decir, de Dios. Podemos orar con esta verdad espiritual y sanadora para aliviar enfermedades contagiosas, divisiones políticas e incluso conflictos en zonas de guerra.

Puesto que el reino del Amor divino está establecido en nosotros, podemos sentirnos seguros en el amor constante de Dios por nosotros y podemos compartir libremente ese amor con todos los que encontramos. El Amor divino nos crea a cada uno de nosotros para vivir como una expresión del Amor, para pensar y actuar con amor: con altruismo, paciencia y respeto.

Si encontramos que una relación está tensa, podemos volvernos conscientes del reino del Amor que motiva los pensamientos y acciones de todos los involucrados; y esto puede llevar al enriquecimiento de los afectos y a un cambio para mejor.

Saber que el amor es realmente de lo que se trata nuestra vida nos da una nueva perspectiva de la vida. Nos ayuda a mirar más allá de la aparente naturaleza física de la existencia para ver que la Vida es Dios, el bien infinito, que expresa perpetua y activamente la naturaleza del Amor y la Verdad en cada uno de nosotros como hijos de Dios. Además, con el reino de la Vida divina establecido en nosotros, no podemos tener miedo a la enfermedad ni a la muerte, ni nadie puede tener el deseo de morir o matar. La Vida divina llena nuestros pensamientos solo con la Vida.

Todo lo que se establece es permanente, inmutable y seguro. Podemos comprender con certeza que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos está establecido en nuestros días, todos los días, y que las leyes de Dios de armonía, salud y vida gobiernan a todos, en todas partes. 

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