Quiero contarles una historia sobre mi amigo Teddy. Esto sucedió cuando Teddy ya era grande. Pero lo que lo ayudó fue algo que aprendió en la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana cuando era muy pequeño.
A Teddy le encanta nadar, especialmente en el océano.
Un día en la playa, Teddy nadó hasta que se cansó y tuvo hambre. ¡Era hora de comer! Se dirigió a la costa para almorzar con sus padres. Pero había una corriente fuerte que hacía difícil llegar allí.
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