Me sentía abrumada por todas las cosas que tenía que hacer. Tenía mucha tarea, varios plazos para proyectos grandes y algunos problemas con mis amigos que me preocupaban.
Una noche, todo se volvió demasiado. Mi mamá me preguntó qué me molestaba, y cuando se lo dije, también mencioné que no quería orar al respecto porque eso parecía una tarea más y mucho trabajo.
Mi mamá estuvo de acuerdo en que si estaba lidiando con una larga lista de problemas, eso realmente podría ser abrumador. Pero luego compartió conmigo una idea en la que no había pensado. Me dijo que quizá en la superficie parecían como muchos problemas, pero en el fondo, tal vez el problema era el mismo para todos ellos. Explicó que cuando logramos llegar a la raíz de un problema, es mucho más fácil lidiar con él. Y también podemos orar con más eficacia porque entonces lidiamos con el problema básico en lugar de con lo que aparece en la superficie.
Entonces, pensé en lo que podría estar sucediendo en el fondo, y una cosa me llamó la atención. Durante gran parte de mi vida, había luchado con la confianza en mí misma, y me resultaba difícil ser yo misma en la escuela. Me preocupaba constantemente por todo lo que hacía y cómo podía afectar lo que otros pensaban de mí. Me di cuenta de que había estado luchando por la perfección humana, lo que significaba que estaba poniendo demasiada presión sobre mis estudios académicos y mis amistades. También quería que mis compañeros me reconocieran como “perfecta”, porque pensaba que a la gente le agradaría más si no tuviera defectos.
Una cosa de la que mi mamá y yo hablamos fue que Jesús es un gran ejemplo de cómo pensar en la perfección. Él vivió el amor y no se preocupó por lo que el mundo pensara de él. Jesús sólo se preocupaba por hacer lo que Dios le había dado que hiciera. Tenía confianza en su individualidad espiritual porque sabía muy claramente que venía de Dios.
Jesús incluso rompió sin temor algunas de las reglas de aquella época; sanó en el día de reposo y ayudó a personas con las que nadie quería asociarse: parias rechazados por la sociedad. Si Jesús tenía las normas más elevadas, ¿por qué se asociaría con estas personas? Porque vio las buenas cualidades en ellos —quiénes eran realmente como Dios los había hecho— y su deseo de ser sanados. Si Jesús se hubiera preocupado por cómo sus acciones afectarían su imagen, no habría sanado a estas personas. Por otro lado, las personas que muchos en la sociedad consideraban “perfectas” eran funcionarios de la iglesia, no obstante, a menudo eran arrogantes e hipócritas.
Esto me ayudó a ver que los logros, la popularidad y el estatus ostentosos no se comparan con la perfección. El ejemplo de Jesús me mostró que la perfección está conectada a la reflexión, específicamente, a ser el reflejo de Dios. Mary Baker Eddy describe la naturaleza de este reflejo en Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras como “Dios perfecto y hombre perfecto” (pág. 259). Sé que eso es lo que ya soy, incluso si no lo reconozco en mí misma el 100 por ciento del tiempo. Pero siempre puedo hacer todo lo posible para conocer y expresar la individualidad que Dios me ha dado.
Es por eso que es importante seguir la guía de Dios y saber que Dios es la fuente de nuestra identidad, inspiración y acciones. Al no enfocarnos tanto en la imagen que creemos que los demás tienen de nosotros y enfocarnos en cambio en todas las formas en que reflejamos a Dios, podemos pasar del perfeccionismo humano a vivir la perfección cristiana, lo que nos hará sentir satisfechos y realizados.
Estas ideas trajeron un gran cambio para mí en relación con todas las cosas con las que estaba luchando. Ya no estoy tratando de ser la mejor en todo. En cambio, comprendo mejor que todos, incluso yo, somos una expresión individual de Dios con diferentes dones que puedo reconocer y apreciar.
Ahora no estoy tan preocupada por lo que la gente piense de mí, y estoy más enfocada en ser un buen ejemplo de las cualidades de Dios. En lugar de tratar de perfeccionarme humanamente, me estoy enfocando en mi crecimiento espiritual, porque eso es lo que más satisfacción da.