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Original Web

Cómo conocí la Ciencia Cristiana

Reavivé mi amor por Dios

Del número de mayo de 2024 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

Publicado originalmente en portugués

Apareció primero el 11 de diciembre de 2023 como original para la Web.


Cuando tenía poco más de cuarenta años, dejé el grupo religioso en el que había participado durante 22 años, y me encontré desilusionado con la religión y al borde de no creer por completo en la Biblia y en Dios.

Entonces, un día de julio de 2009, me acordé de una película que había visto cuando era joven, protagonizada por el actor Jack Lemmon, en la que interpretaba a un Científico Cristiano. Aunque había escuchado el término Ciencia Cristiana de niño, no había pensado en él hasta ese día, cuando una intuición —que ahora comprendo es un mensaje angelical de Dios— me hizo recordarlo. Esto me impulsó a comenzar a investigar esta religión en Internet, donde encontré el sitio web christianscience.com y la dirección de la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana más cercana a mi casa. En aquel momento, el lugar más próximo estaba a unas dos horas de distancia, pero la visité de todos modos. Fui muy bien recibido por el bibliotecario de la Sala de Lectura, quien respondió a varias preguntas mías. Me fui con el libro Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras y otras obras de Mary Baker Eddy, así como algunos números de la edición en portugués de El Heraldo de la Ciencia Cristiana.

Comencé a leer y me maravillé ante las inspiradas ideas que encontré, las cuales me dieron nueva energía, o “el poder del Espíritu”, como dice la Biblia (Lucas 4:14). A través de este estudio, poco a poco superé la decepción de mi experiencia previa con la religión. Si bien esto tomó años, me invitaron a asistir a los servicios religiosos en la filial local de la Iglesia de Cristo, Científico, lo cual hice siempre que pude. Hablé con varios Científicos Cristianos allí, quienes comenzaron a aclararme el gran poder de Dios, tal como se enseña en la Ciencia divina. Me inspiró especialmente este pasaje por la Sra. Eddy: “¿Le pediremos al Principio divino de toda bondad que haga Su propio trabajo? Su obra está hecha, y sólo tenemos que aprovechar la regla de Dios con el fin de recibir Su bendición, la cual nos capacita para ocuparnos de nuestra propia salvación” (Ciencia y Salud, pág. 3). Este concepto me resulta muy liberador, porque nos enseña que Dios ya ha hecho Su obra, y nosotros solo necesitamos hacer la nuestra.

A lo largo de los años, aunque mi asistencia a la iglesia era irregular, estudié todos los días, y sigo estudiando, la Lección Bíblica del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, que para mí siempre ha sido un vaso de agua fría y refrescante para un viajero cansado. También constantemente llevo conmigo el Himnario de la Ciencia Cristiana, y cuando estoy preocupado o enfrento alguna adversidad en el trabajo, recurro a él en busca de ideas inspiradas. Puedo decir con convicción que las enseñanzas de la Ciencia Cristiana nunca me han fallado.

Ya he sanado de cálculos renales y alergias, y con las ideas de la Lección Bíblica, incluso he ayudado a una amiga del trabajo a quien le habían diagnosticado cáncer. Después de nuestras profundas conversaciones, cuando tuvo que someterse a una nueva serie de exámenes, el tumor simplemente había desaparecido y su médico no pudo explicar lo que había sucedido. Pero mi amiga y yo sabíamos que era la Ciencia del Cristo la que la había sanado.

Si bien desde entonces me he mudado a otra ciudad que está muy lejos de Primera Iglesia de Cristo, Científico, Río de Janeiro, me mantengo en contacto a través de sus servicios en línea. Compro toda la literatura más reciente de la Ciencia Cristiana en portugués, como la nueva traducción de una de las obras de la Sra. Eddy, Escritos Misceláneos 1883-1896, que actualmente estoy leyendo con ávido interés. Incluso cuando experimento desafíos, siempre escucho la “voz callada y suave” de Dios (1 Reyes 19:12, KJV). Recientemente, recibí la inspiración que necesitaba mientras leía el Himno 276 en el Himnario, que dice, en parte, “¡Paz, que emana cual corriente / de la Vida celestial!” (Charles Wesley, adaptación). Había estado experimentando días muy turbulentos, pero esta paz de Dios me ha sostenido cada día.

Doy gracias a Dios por sus mensajes angelicales que señalan el camino hacia esta armoniosa “vida celestial”.

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