La Biblia indica que Dios declara categóricamente: “Yo soy el Señor que te sana” (Éxodo 15:26, New King James Version), y establece que la curación es una actividad de Dios. Cristo Jesús lo probó. Al referirse a Dios, manifestó: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (Juan 5:17). La Biblia dice que cuando las multitudes vieron la obra sanadora de Jesús, glorificaron a Dios, no a Jesús.
Sin embargo, en Habacuc 1:13 leemos que Dios es “muy limpio… de ojos para ver el mal”. Como la enfermedad es un mal que Dios no puede ver, ¿cómo la sana entonces? He reflexionado sobre esta pregunta desde que comencé a estudiar la Ciencia Cristiana, porque sé que cuando se adquiere el significado espiritual de la Biblia, se aclara lo que puede, a primera vista, parecer contradictorio.
Una curación que tuve cuando era nueva en mi estudio de la Ciencia Cristiana me ayudó a comprender mejor cómo sana Dios. Había solicitado ayuda a través de la oración a una practicista de la Ciencia Cristiana por un problema físico doloroso y prolongado. Ella dijo que Dios no conocía el problema. Esto me molestó mucho, ya que pensé que esto quería decir que Dios no sería capaz de sanar la condición. Mientras luchaba con esto, tuve un momento de clara percepción espiritual: si el Dios omnisciente no conocía algo, entonces no podía ser real. En ese momento de revelación, hace más de treinta años, sané permanentemente.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!