El espíritu pionero es esencial para la práctica cristiana. Asumir el espíritu pionero en nuestros esfuerzos por comprender y experimentar a Dios eleva todo lo que hacemos y es la esencia del verdadero progreso. Por el contrario, no pocas luchas surgen por no estar conscientes de nuestro rol como pioneros. Consideremos este concepto fundamental y veamos luego sus efectos al auspiciar una conferencia de la Ciencia Cristiana.
El propósito del espíritu pionero cristiano está arraigado en la infinitud de Dios. La naturaleza infinita de Dios significa que Su bondad es total y siempre se nos está manifestando en una infinita variedad de nuevas formas. Por lo tanto, vivir una vida cristiana incluye descubrir regularmente algo nuevo acerca de Dios y de lo que Dios causa en toda la creación. Y, como Jesús ejemplificó, significa vivir conforme a estos puntos de vista en todo lo que hacemos y pensamos.
Este descubrimiento continuo es impulsado por un deseo inextinguible de experimentar más de la naturaleza divina. Lo que descubrimos nos satisface e inspira gratitud espontánea, aun cuando nos impele a buscar lo que está más allá del horizonte.
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