Aprender acerca de la curación en la Ciencia Cristiana fue una parte importante de los años que asistí a la Escuela Dominical. Con la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con la Llave de las Escrituras, por Mary Baker Eddy, como guías de estudio, a los estudiantes se nos enseñaba a orar y a encontrar la respuesta a cada problema al recurrir a Dios.
Una curación que sigue siendo muy importante para mí ocurrió cuando estaba en la universidad y asistí a una reunión de tres días para las organizaciones de la Ciencia Cristiana en las universidades, en La Iglesia Madre, La Primera Iglesia de Cristo, Científico, en Boston. Había estudiantes de todo el mundo. Fue una reunión impresionante que despertó en mí un amor más profundo por Dios y por el hombre, y me dio la determinación de centrarme más en Dios.
El primer día de esta reunión, me desperté con un fuerte dolor de cabeza. Había tenido esos dolores de cabeza antes. “¡Oh, no!”, pensé. Tenía muchas ganas de participar en este evento, y ahora me sentía tan mal que no sabía si podría asistir. No obstante, al saber que el amor de Dios siempre estaba presente para cuidarme y sostenerme, decidí que podía y quería ir.
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