
Relatos de curación
En agosto de 1977 fui internado en un hospital para veteranos debido a que sufría de fuertes dolores en la espalda. Después que me sacaron una radiografía me informaron que se me había desintegrado un disco de la espina dorsal, produciendo una condición llamada osteomielitis, que venía acompañada de fuertes espasmos musculares.
Poco después de comenzar el año escolar, la maestra de primer grado de nuestra hija llamó para decirme que la niña no respondía a las preguntas en la clase, y que parecía ser diferente de sus compañeras de clase. La maestra también pensaba que la niña tenía serios problemas de aprendizaje que le impedirían progresar normalmente en la escuela.
Nuestro curso en la vida depende de si nos hemos apoyado en la materia o en el Espíritu, Dios, para determinar nuestro camino. La Biblia ofrece un consejo firme sobre este asunto: “Reconócelo [a Dios] en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Proverbios 3:6).
La primera vez que oí hablar de la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) fue cuando mi profesora de inglés nos habló en la clase acerca de su hijo. Él había estado por un largo tiempo enfermo y postrado en cama, y a los doctores no les era posible ayudarlo.
Una tarde, mientras podaba las ramas de un árbol muy alto, me caí. El golpe fue tan fuerte que un vecino gritó: “¿Qué pasó?” Yo respondí: “¡Nada!” Esta declaración fue el comienzo de mi enfoque espiritualizado acerca de la situación.
Hace muchos años, seis meses después del nacimiento de nuestro segundo hijo, un médico me dijo que tendría que permanecer bajo medicación por el resto de mi vida. En ese entonces ya estaba cansada de tomar píldoras tres o cuatro veces al día.
Antes de jubilarme, trabajaba en una fábrica preparando sustancias químicas relacionadas con la fotografía. En una ocasión estaba agregando ácido sulfúrico a un líquido hirviendo, y la mezcla inesperadamente me saltó a la cara.
Hace más o menos veinte años sufrí por algun tiempo de abscesos dolorosos en ambos oídos. Los tratamientos médicos no me habían mejorado.
Un día en que mis dos hijos menores estaban jugando afuera, el mayor de ellos fue lastimado. Fui hacia mi hijo y lo abracé.
Hace veinticuatro años supe de la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens) mediante un amigo. Me prestó un ejemplar de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy cuando mi esposo se encontraba sufriendo de reumatismo desde hacía dos meses.