Mi primer contacto con la Ciencia CristianaChristian Science (crischan sáiens) se debió sencillamente a mi necesidad de una curación. Nunca imaginé que el estudiar y asistir a la iglesia fuera algo que me interesara. Por varios años mi esposo había asistido con regularidad a las reuniones y cultos de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico. Él quería que lo acompañara, pero teníamos niños pequeños y me parecía que no era posible dejarlos en casa. Por tanto, se hizo una costumbre que mi esposo asistiera a la iglesia solo.
Yo sufría de un tumor en un pecho. Por varios meses este tumor había estado creciendo y mi temor también crecía. Finalmente fui a ver a un médico, quien me mandó a un cirujano; sin embargo, antes de ir a ver al cirujano le conté a mi esposo. Él me recomendó que probara la Ciencia Cristiana. Le prometí que lo haría, pensando que siempre podía ir después a ver al cirujano.
Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana y le pregunté si podía ayudarme a obtener la curación. Me contestó que era importante que tuviera fe en el poder sanador de Dios. Estuve pensando bastante sobre esto, y unos días después en la casa de la practicista, le dije que no sabía si yo creía en Dios.
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