Relatos de curación
Me enteré de la Ciencia Cristiana cuando era niña al leer Ciencia y Salud por la Sra. Eddy.
A la edad de dos años fui inscrita en una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana y asistí regularmente durante quince años. Sin embargo, durante mi adolescencia, me rebelé contra las disciplinas de la Ciencia Cristiana y contra las restricciones que yo pensé que me eran impuestas.
Hace muchos años me interesé en la curación espiritual. Leí veintenas de libros sobre el tema.
La Ciencia Cristiana ha colmado mi vida de muchas bendiciones, y con sincera gratitud a Dios escribo este testimonio. Cuando me presentaron esta Ciencia, tenía una gran necesidad de ella, y me ha ayudado a superar muchas etapas difíciles de mi vida.
De joven me hallaba sufriendo de una afección a los ojos y esta condición persistió al ir creciendo. Recibí tratamiento médico para los ojos en mi país como también en el extranjero.
“No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3). En una ocasión en que estaba sufriendo fuertes dolores debido a una afección que los médicos habían diagnosticado como artritis espinal, una amiga me preguntó si durante aquella semana yo querría que ella me leyera la Lección-Sermón del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana.
En mayo de 1966, cierta forma de enfermedad pareció abatirme, y parecía que estaba adelgazando cada vez más. A pesar del mucho y buen trabajo de oración que hizo mi esposa y el aliento que me dieron mis amigos, la condición parecía persistir.
En su libro Twelve Years with Mary Baker Eddy (Doce Años con Mary Baker Eddy), Irving C. Tomlinson dice (pág.
De niña tuve la oportunidad de asistir a una Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana Christian Science: Pronunciado Crischan Sáiens.
Cerca de treinta y cinco años después de haber experimentado una curación en la Ciencia Cristiana, mi primer testimonio apareció en el The Christian Science Journal de septiembre de 1965. Antes y después de esa fecha, la Ciencia Cristiana me ha bendecido de innumerables maneras.