Quisiera compartir con ustedes una bella curación que tuve por medio de la Christian Science. Esta curación me ha demostrado la omnipresencia de Dios y Su creación.
Hace un año, el Día de Acción de Gracias cociné mi primer pavo. Estaba muy contenta por lo bien que salieron todos los preparativos. Lo hice con mucho cuidado y todo el mundo la pasó de maravilla.
Al día siguiente, puse a recalentar el pavo para preparar unos sándwiches. Puse un poco de pan en el horno y lo volteé sin guante. Al hacer esto mi mano pegó en el techo del horno y me quemé. El dolor era insoportable y mi mano estaba descolorida e inflamada.
Puse la mano bajo el chorro de agua y empecé a decirme a mí misma, "declara que no estás lastimada y que entiendes por qué no lo estás". Lo único en que podía pensar en ese momento era "Dios es amor, Dios es amor" (1 Juan 4:8).
Cuando el dolor disminuyó un poco, me puse un vendaje y empecé a orar. Tenía miedo de que me quedara una cicatriz permanente y oraba simplemente para evitarlo. No obstante, el temor no me dejaba concentrar en mi oración y me pasaba buscando las mejores cremas para aplicar en la quemadura.
Seguí observando la mano constantemente y al día siguiente hice una cita con un dermatólogo. Me sentía confundida en ese momento, y pensaba que si oraba y veía al médico, alguno de los dos sistemas me mejoraría la mano.
Comprendí que la Mente divina ya sabe cuál será el resultado.
Cuando llegué a mi cita, la recepcionista me alarmó aún más exclamando: "Vaya que te has lastimado la mano". Cuando vi al doctor, él también pareció alarmado. Le pregunté si me iba a dejar una cicatriz y él procedió a enseñarme un gráfico de los posibles resultados. Me dijo que no sabía si me iba a poder dar una medicina hasta que viéramos cómo empezaba a sanar la mano. Ése fue el momento decisivo para mí. La Christian Science enseña exactamente lo opuesto.
A través de mi estudio de esta Ciencia, comprendí que la Mente divina ya sabe cuál será el resultado, por lo cual yo no necesitaba esperar más que el bien. Había leído la noche anterior un artículo de una publicación de la Christian Science que afirma que "La causa tiene prerrogativa sobre todo lo demás, y por consecuencia Dios y la Mente divina son la única causa". Todo el poder está del lado de Dios ya que Él es omnipotente y omnipresente. Razoné que si Dios es la causa, entonces el efecto está controlado por Él y no por la materia. La declaración científica del ser de Mary Baker Eddy dice: "No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia. Todo es Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo" (Ciencia y Salud, pág. 468).
Razoné que mi mano o la quemadura no tienen inteligencia ni poder. Son sólo materia. Sabiendo que soy la hija amada de Dios, cómo era posible que tuviera que esperar en la materia para sanar. Dios es la única causa y el Creador. Ése es el orden de las cosas. Él controla todo, lo creó todo y todo fue hecho "bueno en gran manera" (Génesis 1:31).
Me sentí muy contenta y tranquila. Ahí mismo en la oficina del médico, verdaderamente entendí el orden correcto de las cosas. El doctor quería esperar en la materia. Yo entendí que Dios es la única acción y que el resultado tenía que ser una curación perfecta. Dicha comprensión fue mi curación. Estaba libre. Salí de la oficina del médico sintiéndome muy agradecida por ello. Dejé de mirar constantemente la mano y de buscar la mejor crema para la quemadura porque entendí que estaba sana.
No sé cuándo exactamente se produjo la curación física. La parte importante es que entendí que la Mente y no la materia gobierna todo. Hoy en día, mi mano está tan perfecta como siempre.
Amo la Christian Science. Estoy verdaderamente agradecida a Mary Baker Eddy por habernos dado la verdad y por que la puedo demostrar cada día.
San Mateo, California, EE.UU.
