LA demora que existe entre un propósito recto y su ejecución, es algo común a la experiencia humana; mas para la Mente pura, la dilación no existe. La Mente, que lo es Todo, hace que cada propósito recto tenga inmediata ejecución. La omnipotencia, omnisciencia y omniacción de la Mente, aseguran este resultado.
Las demoras en el cumplimiento de los propósitos, resultan de la creencia de los mortales de que son estorbados, ya sea por la falta de conocimientos o recursos o por fuerzas físicas, circunstancias o personas que les son adversas. Estos argumentos afirman que la dilación y el contratiempo intervienen para impedir la ejecución de aquello que la inteligencia absoluta nos indica que se puede y se debiera ejecutar inmediatamente.
El progreso humano ha disminuído las demoras en los transportes y las comunicaciones. Los métodos modernos de manufactura están acortando el tiempo requerido en la fabricación de los productos de la industria. La geofísica está acortando el tiempo que se empleaba para encontrar los minerales de la tierra. Se dice que probablemente en un futuro no muy lejano, mediante el uso de tubos electrónicos, habrá considerable disminución en el tiempo actualmente requerido para cocinar. Un filete podrá ser asado en tres segundos; un pastel se cocerá en dos; los huevos quedarán cocidos en un pestañeo. Aun más, el hogar podrá ser desempolvado con rapidez, por medio de aparatos magnéticos. ¿Por qué será que no hemos podido hacer estas cosas antes? Simplemente porque el pensamiento humano no ha comprendido las fuerzas ya existentes, mediante las cuales se avienen el propósito y su ejecución.
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