Muchos abrigan la falsa noción de que todo aquello que es profundo necesariamente ha de ser complejo y enmarañado, mientras que aquello que es sencillo y fácil de comprender es superficial. El caso es todo lo contrario.
Las verdades sencillas son verdades que sanan, lo suficiente profundas para expresar el Principio divino y lo bastante claras para encontrar alojamiento en el pensamiento perturbado. La humanidad está buscando, como jamás lo ha hecho antes, no el manjar intelectual, sino el alimento humilde, sin ornatos, que satisface el corazón, acalla el temor, elimina el dolor y cura tanto el cuerpo como la mente. La verbosidad profusa del antiguo clero intrigante, oprimía al comensal, mientras que el sencillo alimento espiritual, contenido en las parábolas y enseñanzas de Jesús, satisfacía al hambriento. La Christian Science de nuevo prepara "una mesa en el desierto" y convida a todos para que vengan y participen de ella libremente. En esta hora transcendental, los Científicos Cristianos tienen la rara oportunidad de presentar la Verdad de manera tan directa, sencilla y atractiva que "aun el que corre puede leer." Así es como de nuevo viene el Mesías a la tierra con el mensaje de salud que se hace asequible, en un idioma fácil de entender, a todo aquel que es receptivo.
Un conocido escritor ha dicho: "El orden y la simplificación son los primeros pasos hacia el dominio de un tema—el verdadero enemigo de lo desconocido." El trabajo mental de los Científicos Cristianos debiera acercarse, cada vez más, a la sencillez que caracterizó el pensamiento y las declaraciones de su Guía, Mary Baker Eddy, quien, a través de sus escritos, abandonó el escolasticismo superficial por las profundidades cálidas y tiernas de la misericordia y amor divinos.
Algunos Científicos Cristianos que cuentan con largos años de estudio y que han efectuado curaciones que les han convencido de su entendimiento y asegurado en su fe, se sienten desanimados con motivo de lo poco que han adelantado. Notan con cierta tristeza que les falta aquella alegría y espontaneidad que caracterizaban su trabajo, y que en años atrás resplandecían como una aureola de luz que colmaba a cada día con mayores esperanzas. Esta falta de progreso suele ser la causa de que ciertas enfermedades no ceden al tratamiento, sino que se adhieren al paciente, como un escaramujo que se pega al casco de un barco, sobrecargando la nave que, de otra suerte, se deslizaría libremente sobre el mar. Convendría preguntarnos a nosotros mismos: ¿Estaré yo comprendiendo la sencillez de Cristo, o estaré buscando alguna otra teoría avanzada de la Ciencia, o a un salvador superior al que siempre está conmigo? ¿No fué este el mismo tropiezo que tuvieron los judíos primitivos que buscaban a otro Cristo que viniese a salvarlos, sin percibir que él ya estaba entre ellos? Dice uno de nuestros himnos:
"¿Por qué los tiempos explorar?
¿Por qué buscar lejano edén
con tristes ojos? si a tus pies
la perla de la vida está."
Los fariseos eran hombres conocedores de la ley en sus aspectos escolásticos, pero no pudieron aceptar la base sencilla de la verdad. Muy por el contrario, Jesús jamás abandonó esta base, así como tampoco lo hizo Mrs. Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Christian Science. Ella siempre insistió en el hecho de que nunca en su vida le había llegado el momento de poder abandonar lo que ella denominó "la tabla de sumar de la Christian Science." En la página 326 de su libro de texto, Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras), Mrs. Eddy ha escrito lo siguiente: "El propósito y motivo de vivir rectamente pueden lograrse ahora. Llegando a este punto, habéis empezado como es debido. Habéis empezado por la tabla de sumar de la Christian Science, y nada excepto una intención malévola puede impedir vuestro progreso." La simple proposición de la omnipresencia del Espíritu y la consiguiente ausencia de la materia; el hecho de que, puesto que Dios, el bien, lo es todo, el mal no es nada; que porque Dios existe, es Todo, nada existe fuera o aparte de El y Su expresión (véase El Mensaje a La Iglesia Madre del año 1901, páginas 22:1 a 23:16)—esta lógica, sencilla y fundamental, jamás ha perdido su poder convincente para curar, puesto que es la verdad misma; y la verdad es tan eterna como Dios.
Cada tratamiento tiene su tabla de sumar, su principio fundamental. Solamente en el grado en que entendamos y continuemos la demostración de los fundamentos de la Christian Science hemos de progresar. Cierta vez un paciente le dijo a un practicista. "Hace varias noches me dí cuenta que no podía hacer declaraciones de la verdad sino de las más sencillas; no pude recordar ninguna de las declaraciones de alta metafísica que acostumbraba hacer y tuve que contentarme con las verdades más sencillas." A dicho paciente se le contestó en las palabras de Jesús: "No estás lejos del reino de Dios." La Ciencia jamás deja de tener influencia sobre nosotros, pero nosotros podemos alejarnos de ella temporalmente, si intentamos ir más allá de nuestro entendimiento, tal como un hombre que, tratando de subir una escalera, intentara coger un peldaño más allá de su alcance. Sólo hemos de avanzar desde las bases ya fijadas. No a través de la erudición, ni de la intelectualidad es que habremos de progresar, sino por medio del amor creciente, la humildad y el entendimiento espiritual. En la página 53 de Miscellaneous Writings (Escritos Misceláneos), nuestra Guía hace la siguiente observación inequívoca: "La Christian Science es sencilla y de fácil comprensión para los niños; sólo el pensamiento que se ha educado en sentido opuesto a ella, la encuentra abstracta o difícil de percibir."
Uno de los pasajes más provechosos de sus obras, se encuentra en la página 96 del libro que se acaba de citar, y que dice como sigue: "Creo en Dios como el Ser Supremo. No sé que es lo que constituye la persona de la omnipotencia, ni de la omnipresencia, ni lo que incluye el infinito; por consiguiente, adoro a aquello que puedo concebir, primero, como un amante Padre y Madre; luego, a medida que el pensamiento asciende la escala del ser hacia una conciencia más divina, Dios se convierte para mí en Principio divino—al igual que para el apóstol que declaró 'Dios es Amor'—y esto es lo que yo adoro."
Aquí se presenta claramente el modus operandi del tratamiento, que ofrece consuelo y ayuda especial a quienes luchan con el temor, la confusión o la enfermedad. Comenzad con las verdades sencillas, con aquello que primero podáis comprender fácilmente, del tierno y amante Padre y Madre, Dios, más firme y constante que cualquier padre terrenal, más amoroso que la más devota de las madres, y que os abraza y circunda dentro de los seguros confines del Amor infinito, donde el mal no existe; sabed que el temor no puede penetrar en la conciencia llena únicamente de la presencia de Dios. Entonces, a medida que el pensamiento asciende, comprenderéis las verdades de la más alta metafísica. Como dice nuestra Guía en la página 361 de The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (La Primera Iglesia Científica de Cristo y Miscelánea): "Seguid las instrucciones de Dios, según se hallan simplificadas en la Christian Science, y aun cuando sea a través del desierto, El os dirigirá hacia los senderos de la paz." Este camino nos conducirá por la apacible cuesta de la fe, hacia la colina de la comprensión espiritual, coronada por Dios, sobre cuya cúspide del entendimiento absoluto reconoceremos el Principio divino, el Amor, con su universo de ideas espirituales, incluso el hombre, reflejando todo lo que es Dios, perfecto como el Padre, inseparable del Amor divino que todo lo abarca.