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Me es muy grato poder compartir con otros, parte del beneficio que he...

Del número de enero de 1947 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Me es muy grato poder compartir con otros, parte del beneficio que he recibido de la Christian Science. Desde el punto de vista mundano, dos casos de curación física experimentadas se destacan por encima de las muchas otras demostraciones que hemos tenido. Las ventajas morales, mentales, educacionales y económicas han sido grandes, mas las bendiciones espirituales han sido aun mayores.

Cuando por primera vez busqué ayuda en la Christian Science, sufría ataques periódicos de parálisis, que me dejaban completamente inválida—dificultándoseme hablar, oír o ver. Esta enfermedad, que volvía con intervalos de unas cuantes semanas y sin previo aviso, fué el resultado de una operación de emergencia que se me había practicado. El médico y el especialista que me atendieron confesaron que jamás me podrían sanar. No encontraron la manera de aliviarme sino administrando narcóticos en cantidad suficiente para mantenerme bajo su influencia, por lo general durante veinticuatro horas. Avisaron a un miembro de mi familia que sería humanamente imposible que yo sobreviviera la repetición de dichos ataques y que cualquiera de ellos podría ser el último.

Mientras esto me acontecía, mi hija sufría de una condición tubercular que se suponía hereditaria. Ya se le habían practicado varias operaciones menores, como preparativo para una operación mayor, y tres veces por semana visitaba el hospital para que le examinaran la piel y le dieran tratamientos de rayos X. Al ver que no se mejoraba, consultamos al especialista de mayor fama, quien nos dijo que no había esperanza alguna de que sobreviviera a la operación mayor y que, a lo mejor, solamente existía una probabilidad en mil de que viviera por más de tres meses, pero que si por algún milagro llegara a vivir, se convertiría en una inválida, postrada en cama por el resto de la vida. Entonces la niñita tenía seis años y la llevábamos en silla de ruedas.

Desechando la ciencia médica, puse toda mi confianza en la Christian Science. Consulté a una practicista, buscando alivio nada más que para mi hija, pero las dos experimentamos un restablecimiento completo de salud, y adquirimos la convicción de que la Christian Science es una religión práctica y demostrable, que da prueba de un Dios "de cerca." Después de iniciar el estudio de la Christian Science, no sufrí sino solamente tres ataques de parálisis. La Christian Science me curó completamente de aquella enfermedad y me sentí libre. La salud de mi hija empezó a mejorar inmediatamente bajo el tratamiento de la Christian Science, y al cabo de tres meses se efectuó su curación. Esto sucedió en el otoño y ella pudo acudir a la escuela con las demás niñas.

Ambas curaciones acontecieron hace más de diecinueve años y se efectuaron en el término de tres meses. En los años posteriores hemos disfrutado de vidas sanas y activas. Ninguna de nosotras jamás ha vuelto a tener el menor indicio de haber sufrido de tales enfermedades, y las dos reconocemos con profunda gratitud el carácter permanente y completo de estas curaciones.

No solamente nos regocijamos en la convicción de que hemos encontrado al Cristo, o la Verdad, predicada por Jesús, sino que sabemos que ella aguarda a toda la humanidad. Nuestro agradecimiento a Dios por estas curaciones va unido a la esperanza de que todos los que necesitan ayuda, encontrarán en este testimonio pruebas del poder curativo de la Christian Science.—

Yo quisiera agregar mi testimonio de agradecimiento al testimonio de mi madre y decir que después de mi curación, tomé parte en todas las actividades deportivas de mi colegio y desde entonces jamás he vuelto a sufrir enfermedad seria alguna, ni por un solo día.

Muchas dificultades menores han sido vencidas mediante la aplicación de la Christian Science, y me alegro poder decir que el estudio diario de esta Ciencia me hace cada vez más feliz.—

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