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Una solución de ocho palabras

[De especial interés para la juventud]

Del número de enero de 1947 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


LA nostalgia y el temor a ella, no son puerilidades. Las angustias que causan pueden aparentar ser penosísimas—el temor de que ésta vuelva, es aun peor. La Christian Science presenta, en ocho palabras, la solución para esta penosa contingencia.

Cuando aun me hallaba en el colegio, esperando ser llamado al servicío militar, este temor a la nostalgia era mi continua pesadilla, aun cuando deseaba ser llamado al servicio y ya me había inscrito como piloto. Combatí esos temores, leí nuestro libro de texto, Science and Health with Key to the Scriptures (Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras), por Mary Baker Eddy, y trabajé asiduamente en la Christian Science, pero sólo logré obtener un alivio momentáneo, y de repente me volvía a caer en estado depresivo.

Cierta noche, cuando ese abatimiento y temor al futuro parecían casi abrumadores, abrí una vez más el libro Science and Health y mi atención se fijó en la conocida pregunta que aparece en la página 468: "¿Qué es la declaración científica del ser?"

Desde la edad de cuatro años, había asistido a la escuela dominical de la Christian Science y había escuchado cada semana la lectura de esta "declaración científica del ser." A tan temprana edad, siempre consideré que el tiempo utilizado por el superintendente de la escuela dominical, para leer el citado pasaje, significaba un período durante el cual me correspondía permanecer quieto. A medida que fuí creciendo, escuché con mayor atención y medité sobre cada frase mientras se iba leyendo; pero no fué sino hasta aquella noche en el colegio, que comencé a entenderla y a ver por qué Mrs. Eddy había seleccionado precisamente este pasaje—este párrafo en particular, de los miles que constituyen su gran obra—para ser leído cada domingo, en todos los cultos de la Christian Science que se celebran por el mundo entero.

Nos lo presenta como un teorema en geometría. Da la declaración, o lo que se ha de probar, como sigue: "No hay vida, verdad, inteligencia ni substancia en la materia. Todo es la Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo." Luego procede con el desarrollo de la prueba, alternando el positivo con el negativo: "El Espíritu es la Verdad inmortal; la materia es error mortal. El Espíritu es lo real y eterno; la materia es lo irreal y temporal. El Espíritu es Dios, y el hombre es Su imagen y semejanza."

Entonces da la conclusión, conteniendo las ocho palabras que ofrecen la solución infalible a los problemas de los sentidos materiales. Como en la geometría, ésta va precedida de las palabras "por lo tanto" (v. g.): "Por lo tanto el hombre no es material; él es espiritual."

El propósito de esta declaración científica es probar que "el hombre no es material; él es espiritual," Este es el punto de partida de la Christian Science; de ahí su poderosa significación y la decisión de Mrs. Eddy de que se leyera esta declaración cada domingo en todos los cultos de la Christian Science, por el mundo entero.

Aquella noche, cuando tanto ansiaba la Verdad, este análisis de la "declaración científica del ser" de Mrs. Eddy, apareció en mi conciencia con claridad brillante y, desde luego, quedé sanado. Disipó instantáneamente la ilusión terrorífica y avasalladora, de que la vida está en la materia, en el cuerpo. Supe y entendí que yo no vivía en mi cuerpo, sino que vivía en el Espíritu; que el hombre es espiritual, no material. De ahí que el supuesto paradero del tal llamado cuerpo material, no debiera de preocuparme. La espiritualidad del hombre inundó mi conciencia, trayendo "la paz de Dios, que sobrepuja todo entendimiento."

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