Cuando por primera vez oí hablar de la Christian Science yo era adicto a las bebidas alcohólicas, al tabaco y a los juegos de azar. Un amigo mío que había sido curado me habló de esta hermosa religión. Este amigo me explicó en tal forma la verdad de la relación que existe entre Dios y el hombre, que cuando me despedí de él me ví libre del hábito de la bebida. Sin embargo, después de esta curación me alejé de la iglesia, por la cual, como comprendí más tarde, no había estado lo suficientemente agradecido.
Una noche mientras leía la Biblia, encontré el siguiente pasaje: “Verdaderamente la mies es mucha, mas los obreros son pocos.” Esto despertó en mi la comprensión de que era mucho el trabajo por hacer y que yo no estaba haciendo nada. Inmediatamente sentí el deseo de estudiar, de ir a la iglesia y de obedecer las enseñanzas de la Christian Science. Todo esto tuvo lugar hace veinticinco años.
Desde entonces mediante el estudio y una mejor comprensión de la Biblia y del libro de texto “Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras” por Mrs. Eddy, he tenido muchas otras pruebas del poder curativo de la Christian Science. No hallo palabras con que expresar mi gratitud a Dios, como también a nuestra amada Guía por habernos hecho tan claras y simples las enseñanzas de la Biblia. También estoy agradecido por ser miembro de La Iglesia Madre, y por el privilegio de haber recibido instrucción en una clase autorizada de la Christian Science.— Brooklyn, New York, E.U.A.
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