¿Puede uno librarse de las contradicciones de las teorías mortales, razonando de acuerdo con las enseñanzas de la Christian Science? Sí, el razonamiento basado en las verdades puras de las enseñanzas de Cristo nos ayuda a alcanzar la comprensión espiritual de la perfecta ley de la Vida, que es la ley divina. El sincero investigador de la Verdad prontamente descubre que el razonamiento sobre una base espiritual es un factor vital en su progreso hacia el Espíritu. Percibe además que si sus razonamientos se basan en el materialismo, continuarán siendo erróneos e inevitablemente le aportarán un falso concepto de Dios y de Su creación, el hombre y el universo.
La Christian Science establece en el pensamiento el concepto verdadero de Dios como la Mente única, y del hombre como la imagen y semejanza de esta Mente única, infinita y eterna. Revela además el ser espiritual, absoluto e infalible. Proclama la perfección de Dios y del hombre, premisa desde la cual debe partir si se han de vencer las falsas teorías de la mente mortal.
La filosofía verdadera no admite ni la desviación ni la inconsecuencia. El pensamiento correcto y científico se manifiesta en la armonía y en el orden. A menos que se conteste correctamente la pregunta acerca de lo que es el ser verdadero — y no que este tema sea evadido por considerárselo un fenómeno desconocido — los problemas de la humanidad no se verán resueltos. En las páginas 21 y 22 de su obra No y Sí, Mary Baker Eddy escribe: “La filosofía divina es demostrablemente la idea verdadera del Cristo, en la cual el Principio sana y salva. Una filosofía que no puede sanar a los enfermos tiene poco parecido con la Ciencia y, a decir menos, parece una nube sin agua, ‘llevada en derredor por todo viento de enseñanza’. Tal filosofía seguramente no ha tocado el borde de la túnica de Cristo.” La historia de la humanidad demuestra claramente que la filosofía verdadera, que sana y salva, deriva de las enseñanzas puras de Jesús.
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