Para trabajar eficazmente en la Christian Science, ya sea con el fin de sanar la enfermedad o de apoyar las diversas actividades de nuestro gran movimiento, uno debe necesariamente embeber más y más del espíritu de esta Ciencia. El Científico Cristiano sincero es un sentinela en el más alto puesto del deber. Reconoce cual es su responsabilidad hacia Dios, hacia su Guía, Mary Baker Eddy, y hacia el prójimo. Además halla satisfacción y alegría en sus esfuerzos por ser más fiel a la Verdad y el Amor. Sabe que la fidelidad significa mucho más de lo que se advierte a simple vista. Significa dedicarse sin reservas a la Causa de la Christian Science, dejándolo todo por Cristo.
Nosotros sabemos que, al establecer el Cuerpo de Conferenciantes de la Christian Science, Mrs. Eddy esperaba resultados de gran beneficio para el desarrollo de nuestro movimiento. En una carta que dirigió a esa entidad y que aparece en su obra The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany (pág. 248), Mrs. Eddy dice: “Vosotros sois los necesarios e inevitables gestores del siglo veinte, que compenetrando lo universal, os eleváis por encima de las teorías y alcanzáis lo trascendental, lo infinito — sí, la realidad de Dios, el hombre, la naturaleza y el universo.” Su evaluación de la tarea del Cuerpo de Conferenciantes demuestra que ella la consideraba de gran importancia para ayudar a la humanidad a apartarse de la obscuridad de un sentido pecaminoso y lograr la luz y el gozo del reino de Dios aquí sobre la tierra.
Reconociendo esto, el fiel trabajador en la Christian Science mantiene en alto su concepto del trabajo de los conferenciantes y se esfuerza por darle su más sincero apoyo. Además, al anunciarse una conferencia sobre la Christian Science bajo los auspicios de la iglesia o sociedad de la cual es miembro, el Científico Cristiano se dedica a hacer el trabajo metafísico tan necesario para tal conferencia.
Todos sabemos que, si bien tan solo en creencia, la mente mortal, o maligna, parece estar siempre haciendo esfuerzos por retardar, obstruir y anular el bien. Mediante argumentos silenciosos y sutiles intenta sembrar la semilla de la apatía en el pensamiento del trabajador en la Christian Science. De manera que es menester guardarse del enemigo. Sus supuestos designios no deben ser pasados por alto, evadidos o excusados, ya que con ellos trataría de invertir, si fuera posible, el bien que proviene de una conferencia de la Christian Science. Debe entonces descubrirse como la falsedad que en realidad es, demostrándose así su falta de poder.
Demostrando la impotencia del error y del mal era un punto esencial en las enseñanzas de Jesús. Es este un punto que no debe ser descuidado por quienes emprendan el trabajo metafísico preparativo de una conferencia de la Christian Science. De manera que, al hacer este trabajo mental, necesitamos percibir que la armonía y la cooperación prevalecerán en todos los detalles concernientes a los anuncios de la conferencia. El Científico Cristiano debiera reclamar y comprender que la conferencia será una bendición para todos aquellos que la escuchen, incluso para el extraño que ha sido atraído hacia ella, como así también para la comunidad.
La creencia mortal de que el tiempo puede ser malo, impidiendo así la asistencia de muchos que necesitan con urgencia este mensaje de consuelo y curación, también debiera ser refutada. El Científico Cristiano debe percibir que la conferencia constituye una idea justa, que proclama la verdad acerca de Dios, el hombre y el universo, y que por tanto es divinamente protegida. No existe el concepto mortal del mal tiempo que pueda poner obstáculos a la actividad de una conferencia de la Christian Science. En la atmósfera siempre benéfica de la única e infinita Mente divina sólo puede haber la bondad infinita — armonía y paz perfectas — y no existe otra mente.
Debiera asimismo contrarrestarse y anularse la creencia de que pueden dirigirse pensamientos en contra de la conferencia, que surjan de la teología falsa, las leyes de la medicina u otros sistemas que falsifiquen el concepto verdadero del Cristo como la idea espiritual de Dios. Al mantener claro nuestro propio pensamiento, reconoceremos prontamente la falsedad de todo aquello que no esté a la altura del concepto verdadero de Dios y Su Cristo. Dios es la única Mente, y de esa Mente sólo pueden emanar ideas espirituales y verdaderas. Dios y Su Cristo están presentes en todas partes; llenan todo el espacio y constituyen toda ley.
Otra creencia que debiera ser contrarrestada y anulada es la que aduce que puede haber en el día o la noche de la conferencia aquello que a veces se llama una atracción contraria — alguna función muy anunciada que apele fuertemente a los sentidos materiales y que podría disminuir la asistencia a la conferencia.
Debe comprenderse que el sentido material es enteramente ilusorio, puesto que el hombre verdadero es la semejanza de Dios. Mora en la Mente y sólo puede ser atraído por la realidad espiritual y la hermosura de la santidad. También debiera percibirse que el éxito de una conferencia de la Christian Science no es determinado por el número de personas que asisten a ella, sino por el bien que resulta. A veces nos enteramos de una curación notable que se ha producido durante una conferencia pronunciada ante un auditorio relativamente pequeño.
El trabajador fiel también sabe que el trabajo metafísico correcto requiere una absoluta obediencia al Manual de La Iglesia Madre. De modo que da al Artículo VIII, Sección 6, su más cuidadosa atención. Trabaja para protegerse a sí mismo, manteniendo de este modo su pensamiento a la alerta para enfrentar cualquier situación discordante. Ama a Dios por encima de todo y se esfuerza por rechazar cualquier pensamiento que fuera opuesto a la naturaleza divina. Da su entero apoyo a las diversas actividades establecidas por nuestra Guía, reconociendo que cada una de ellas surgió de su constante comunión con Dios; y por último ora diariamente por toda la humanidad.
Toda conferencia sobre la Christian Science incluye un justo tributo a nuestra amada Guía. Yo, por mi parte, he hallado muy provechoso tener en cuenta que el mal no tiene poder alguno para disminuir el buen efecto de tal homenaje, ya sea mediante la indiferencia o la crítica mental. Tarde o temprano el mundo tendrá que reconocer que Mrs. Eddy fué divinamente nombrada para revelar el prometido Consolador, el cual nos trae a la memoria y dilucida todas aquellas verdades que enseñó Jesús, revelando además aquellas otras que él tanto deseaba enseñar pero que a causa de la poca preparación del pensamiento de su época, no le fué posible revelar. La mente mortal no quiere que se la reconozca a Mrs. Eddy como es debido. Si pudiera, convertiría en muda toda lengua, y arrebataría la pluma de toda mano que aplaude sus obras y virtudes. Es asimismo importante comprender que la preservación de la Christian Science, en toda su santidad y grandeza, depende en gran parte de que se la reconozca a Mrs. Eddy de esta manera. Mediante sus enseñanzas aprendemos a descubrir el error — sus ocultos métodos mentales — y a probar su irrealidad, en razón de la totalidad de Dios. Por ella sabemos que toda obra buena es espiritualmente mental y no puede ser invertida ni tan siquiera interrumpida. Por tanto avanza con poder inmensurable.